Imagen del león Simba

Las redes sociales se han revolucionado con una pareja que vive en su casa con un león y lo utilizan para hacer fotos eróticas. La Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA) ha denunciado el caso de esta familia de Olot. Últimamente el león se ha convertido en el involuntario protagonista de sesiones fotográficas en las que la dueña del animal se tumba completamente desnuda encima de él en diferentes poses.

El animal se llaman Simba y lo han sacado en varios programas de televisión donde se puede ver el día de los dueños abrazando al animal, lo meten en la cama con ellos y pasean con él por la cocina de casa como si fuera un perro. Al tratarse de un animal salvaje considerado potencialmente peligroso, el mes de julio de 2018 desde FAADA solicitaron una inspección de las instalaciones a los Agentes Rurales. Argumentan que por las necesidades etológicas básicas de un animal de esta especie no pueden garantizarse en el domicilio de un particular, por otro, los riesgos en cuanto a la seguridad para las personas son altísimos e implican el incumplimiento de la normativa vigente.

Tras la inspección las autoridades alegaron que la familia disponía de los permisos correspondientes e indicaron haberles informado de que el animal debía permanecer en el recinto autorizado como núcleo zoológico. Pero en las redes sociales los propietarios han seguido publicando imágenes de Simba fuera de esas instalaciones donde según la ley debería alojarse.

Los dueños de Simba se amparan alegando que se trata de un león «rescatado» y que el lugar en el que lo acogen es un santuario. Además, tal y como han declarado a la prensa, tienen la intención de hacerle criar, argumentando que el animal “también tiene derechos: tener su mujer y sus bebés”. SEgún FAADA, este lugar no tiene nada que ver con un verdadero santuario, cuya condición innegociable es la no reproducción con el objetivo de evitar que más animales tengan que vivir en cautividad y alejados de su entorno natural. En un santuario real tampoco se permiten las interacciones directas entre humanos y animales salvajes más allá de las estrictamente necesarias para la atención veterinaria o, en algunas ocasiones, la alimentación.