Una vez más, llega ese momento del año en el que toca ajustar relojes. En la madrugada del sábado 25 al domingo 26 de octubre de 2025, España volverá al horario de invierno, lo que significa que a las 3:00 serán las 2:00. El cambio también afectará a las Islas Canarias, donde el ajuste se hará una hora antes: a las 2:00 serán la 1:00.
Este pequeño gesto marcará el fin del horario de verano, vigente desde marzo. Este cambio traerá consigo amaneceres más tempranos y tardes más cortas, con puestas de sol alrededor de las 18:00 en buena parte del país.
Además, esa noche dormiremos una hora más, ya que el domingo tendrá 25 horas. Un detalle que para muchos se traduce en descanso extra, aunque para otros suponga el inicio de días más grises y con menos luz.
Aunque el debate lleva años sobre la mesa, España continuará con el sistema de cambio horario al menos hasta 2026, según el calendario oficial publicado por el Ministerio de Presidencia en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Una tradición que ya no tiene sentido
El motivo original de este ajuste se remonta a principios del siglo XX, cuando varios países europeos, entre ellos España, lo adoptaron para ahorrar energía y aprovechar mejor la luz solar. Sin embargo, hoy el argumento del ahorro se tambalea: los hábitos de consumo, la iluminación LED y la digitalización han reducido su impacto real.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha insistido recientemente en que “el cambio de hora ya no cumple el objetivo para el que fue creado”. Por este motivo, ha propuesto abrir un debate nacional sobre el horario permanente que adoptará España una vez la Unión Europea fije su decisión definitiva.
Cambiar la hora dos veces al año ya no tiene sentido.
Apenas ayuda a ahorrar energía y tiene un impacto negativo en la salud y en la vida de la gente.
Por eso, hoy el Gobierno de España propondrá a la UE acabar con el cambio de hora estacional en el Consejo de Energía y… pic.twitter.com/LA9UM0HVfG
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) October 20, 2025
Pocos recuerdan que España no siempre vivió en el huso horario actual. Por posición geográfica, nos correspondería el UTC+0, el mismo que Reino Unido y Portugal. Sin embargo, en 1940, el régimen de Francisco Franco decidió adelantar una hora los relojes para alinearse con la Alemania de Hitler.
Aquel cambio debía ser temporal, pero nunca se revirtió, y desde entonces vivimos una hora “por delante del sol”. Por eso, mientras en Londres amanece a las 7:30, en Valencia lo hace casi una hora después, aunque ambos países compartan meridiano solar. Aunque la Comisión Europea propuso en 2019 eliminar los cambios de hora, el debate se frenó por la pandemia y los conflictos internacionales.
Durante los meses de invierno, el amanecer llega antes y el anochecer también se adelanta, lo que en teoría permite aprovechar mejor las primeras horas de luz natural.
En ciudades como Valencia, el sol saldrá entre las 8:00 y 8:30 horas, y se pondrá alrededor de las 18:00 horas. Si se mantuviese el horario de verano durante todo el año, amanecería casi a las 9:30 en invierno. Una hora que muchos expertos en sueño consideran “antinatural” para el cuerpo humano.
Aunque pueda parecer un simple gesto, nuestro reloj biológico sí nota el cambio. Los expertos lo llaman “jet lag social”: un pequeño desfase horario que puede provocar cansancio, insomnio, irritabilidad o falta de concentración durante los primeros días. El cuerpo necesita entre tres y siete días para adaptarse completamente, según la Sociedad Española de Sueño (SES), que lleva años recomendando mantener de forma permanente el horario de invierno. A pesar de las discrepancias desde SES aseguran que el horario de invierno “es el más acorde con nuestros ritmos naturales y con la salida del sol”, explican desde la entidad.
Efectos secundarios del cambio de hora
El cambio de hora no solo se percibe en nuestro día a día, también en nuestro cuerpo. Estudios médicos destacan posibles efectos secundarios asociados al cambio: dificultad para conciliar el sueño o desajuste en los niveles de melatonina y cortisol. Incluso mayor riesgo de accidentes laborales o de tráfico durante la primera semana posterior.
Por este mismo motivo, los expertos proponen una serie de consejos para afrontarlo lo mejor posible. No forzar el ritmo, acostarse un poco antes los días previos y exponerse a la luz natural por la mañana para ayudar al cuerpo a reajustarse.
¿Dónde estarás en el cambio de hora? Algunos festejarán contar con una madrugada más larga, bien para dormir o para alargar una hora más de fiesta. Sin embargo, no llega para todos igual. Aquellos que trabajan de noche ven cómo su jornada se alarga una hora más en la madrugada del cambio. La legislación española no regula de forma específica este caso, y por tanto la compensación depende del convenio colectivo o del contrato.
Desde la Unión Sindical Obrera (USO) aclaran que “en muchos convenios se compensa la hora de más en invierno con la hora de menos que se trabaja en verano”. Si no hay acuerdo, el artículo 35 del Estatuto de los Trabajadores establece que esa hora extra debe abonarse como hora extraordinaria o compensarse con descanso dentro de los cuatro meses siguientes.
¿Qué horario nos conviene a los españoles?
Los relojes se atrasarán este fin de semana, pero la pregunta sigue abierta: ¿qué horario conviene más a España? El Instituto Geográfico Nacional (IGN) recuerda que el horario de invierno “es el más natural”, pues sincroniza mejor la jornada con la luz solar. Pero otros sectores como el turismo o el comercio defienden el horario de verano por el impacto positivo en el consumo y las actividades de ocio.
Por lo tanto, cada persona, ya sea por sus circunstancias o gustos personales, prefiere un horario o otro. Pero, ¿qué dice la mayoría? Según una encuesta del CIS, el 68 % de los españoles preferiría mantener el horario de verano todo el año, priorizando la luz por la tarde frente a madrugones más oscuros.
De momento, el BOE fija las fechas hasta 2026, y hasta entonces seguiremos moviendo las manecillas dos veces al año. El gran reto llegará después: decidir con qué horario nos quedamos. Lo que está claro es que, mientras tanto, la madrugada de este domingo 26 de octubre volveremos a escuchar la frase más repetida del otoño: “A las tres serán las dos.”













