Las Fallas de Valencia conmemoraron su octavo aniversario como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO con un programa de actividades que destacó su relevancia cultural y económica. Santiago Ballester, concejal de Fallas, subrayó la importancia de preservar y promover este reconocimiento global mientras la ciudad retoma con fuerza su agenda fallera tras los desafíos recientes.

Entre las novedades, se discutió la flexibilización de la normativa acústica para las carpas falleras, eliminando la obligatoriedad de registradores en actividades dentro de estas, con límites de 85 decibelios en el interior y 90 en el exterior. Esta medida busca equilibrar la convivencia entre falleros y vecinos, respetando la esencia festiva.

En paralelo, se abordaron los preparativos para la ofrenda, optimizando horarios para evitar demoras, y se anunciaron ayudas destinadas a comisiones y artistas falleros afectados por la reciente DANA. Estas subvenciones incluyen un incremento en la financiación hasta el 40% para asegurar la continuidad de la tradición.

La proyección internacional también se refuerza, con iniciativas como la promoción de la indumentaria y la pirotecnia en Ibiza, consolidando la imagen de las Fallas como un evento de interés mundial. Se destacó que, en plena celebración, Valencia duplica su población habitual, reflejando su impacto turístico y económico, con un aporte estimado de casi mil millones de euros.

El calendario festivo comenzará con total normalidad en 2025, destacando el tradicional encendido de luces el 4 de diciembre. Ballester reafirmó el compromiso de superar cualquier adversidad, enfatizando que “si superamos una pandemia, superaremos una DANA”. La solidaridad del mundo fallero y su capacidad para adaptarse resaltan a estas fiestas como símbolo de resiliencia y orgullo valenciano.