Sant Bult nos conecta directamente con la historia profunda del barrio de La Xerea, en el corazón de Valencia. Esta festividad, que se mantiene viva desde el siglo XIII, hunde sus raíces en la llegada de los cristianos a la ciudad durante la conquista de Jaume I.
La figura central es un Cristo románico conocido como Sant Bult. Un icono de reducido tamaño que representa a Cristo en majestad y que, según la tradición, fue hallado tras la conquista de la ciudad. La palabra Bult, de hecho, proviene del latín vultus, que significa rostro o imagen. Este término se vincula directamente con la representación sagrada de Jesucristo. El hallazgo de esta imagen en La Xerea marcó el inicio de una devoción vecinal que ha persistido ininterrumpidamente durante más de siete siglos. Manuel Navarro, un albañil que era vecino del barrio, es figura clave en este relato. Fue quien entregó el Cristo a los convivientes de la Xerea. Este impulsó el compromiso vecinal de honrarlo anualmente con una festividad religiosa.
La documentación más antigua de estas celebraciones data del siglo XIV y desde entonces las Fiestas de Sant Bult formaron parte del calendario festivo oficial del Reino de València. Estas fiestas de de calle combinaban actos litúrgicos con celebraciones cívicas y lúdicas.
Una imagen con historia itinerante
A lo largo de los siglos, la imagen de Sant Bult ha tenido altares en distintos templos. La Catedral de Valencia, la iglesia de San Juan del Hospital y San Esteban son algunos de ellos. Pese a estos traslados, el barrio de La Xerea siempre ha reivindicado su derecho a custodiar la imagen durante las fiestas. Incluso en el siglo XIX, bajo el contexto de los cambios sociales provocados por las revoluciones liberales, la devoción por Sant Bult se mantuvo firme gracias a la labor de la Asociación de Sant Bult. Esta entidad se reconocía por la administración de la época.
El legado social: Hogar Escuela Sant Bult
En 1951 se fundó el Hogar Escuela Sant Bult con el objetivo de consolidar un espacio social, educativo y cultural en torno a la tradición. Desde entonces, se convirtió en sede de múltiples iniciativas. Entre ellas encontramos grupos de teatro, rondallas, equipos deportivos y, lo más importante, una escuela. Un colegio que prestó atención educativa y alimentaria a los niños del barrio en tiempos de necesidad. Actualmente este centro continúa con su labor gracias a L’Escoleta. Se ofrecen clases de repaso, actividades culturales y una implicación activa en la vida del barrio.
La respuesta a «¿por qué se celebra Sant Bult?» se encuentra no solo en la historia de una imagen románica, sino en la persistencia de un vecindario que ha sabido conservar y renovar su identidad a través de la fiesta, la cultura y la educación.