La ley de la eutanasia ha salido adelante en el Congreso. El hemiciclo ha aprobado la toma en consideración de la norma impulsada por el PSOE y lo ha hecho con el único voto en contra de PP y Vox. La norma también ha contado con la abstención del representante de Teruel Existe y de un diputado de ERC.

El objetivo que persigue el partido socialista es el de regular la práctica de la eutanasia. Además de incluirla como una prestación más en la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud (SNS). Se quieren garantizar la labor de los médicos ante estos casos. Permitiendo que los profesionales que así lo deseen puedan apelar a la objeción de conciencia para no aplicar la eutanasia.

Los costes en sanidad, argumentos para votar en contra

Partido Popular y Vox han votado en contra. Los populares han acusado al PSOE de legislar basándose en «dos casos mediáticos». Con una actitud «oscurantista» y «sin garantías» por ser «de dudosa constitucionalidad». En este sentido han planteado una alternativa a la ley de la eutanasia. Una ley de cuidados paliativos que, según han explicado, sirva para «extender de forma universal» el acceso de los pacientes a estos tratamientos. Una ley que permita al Estado «eliminar el dolor» y «no a la persona» de la sociedad. José Ignacio Echániz, portavoz popular en el debate, ha acusado además a los socialistas de buscar con esta iniciativa el «ahorro» en materia de Sanidad y pensiones que supone no mantener con vida a una persona en esta situación.

Vox ha coincidido en parte de sus argumentos con el partido popular. Apelando a que la medida busca un ahorro de costes médicos. Así, Lourdes Méndez, portavoz de Sanidad del partido de Santiago Abascal ha indicado que «como no saben cómo hacer un sistema sostenible, entonces los enfermos crónicos deben ser eliminados». Para los de Vox esta ley socialista «obliga» al Estado a «quitar la vida a quien lo pida». Considera que quiere «convertir en buenos» a aquellos facultativos que realicen esta práctica. A su juicio, el PSOE quieren convertir al Estado «en una máquina de matar». Y así a los médicos «en cómplices y verdugos» y «deteriorar los lazos familiares y la relación entre médico y paciente».