José Sacristán (Madrid, 1937) es un titán de las tablas y las luces. Durante su carrera ha forjado un legado inquebrantable en el corazón del arte. Como un maestro tejedor de emociones, ha dado vida una sinfonía de personajes, desde los susurros de la tragedia hasta las risas que bailan en la comedia. Con cada actuación busca conquistar el alma del espectador, convirtiendo el escenario en un lienzo donde los sueños y las realidades se entrelazan en un mismo espacio y tiempo.

Más que un actor, su voz es un faro de sabiduría y su presencia, convirtiéndose en uno de los actores más respetados de España y a nivel internacional. Además de su destacada labor en el mundo del entretenimiento, Sacristán es activo en lo social y político, siendo una voz influyente en diversos temas de relevancia pública.

Esta semana llega a Valencia con una nueva obra, La Colección, una obra escrita y dirigida por el reconocido dramaturgo Juan Mayorga. En ella, Héctor y Berna son un matrimonio sin hijos, a lo largo de su vida han reunido una colección a la que sacrificaron todo lo demás. Ahora, ancianos, quieren asegurarse de que la colección los sobreviva, para lo que buscan un heredero. La colección es una obra sobre el matrimonio, sobre el paso del tiempo y sobre la misteriosa relación entre las personas y los objetos.

P: ¿Qué caracteriza a tu personaje, qué tiene de especial?

J. Sacristán: Buff es un personaje contradictorio, es un hombre tocado para su desgracia o su grandeza, por una sensibilidad particular, por la belleza, por todo lo que ocurre a su alrededor. No es capaz de crearla -la belleza-. Entonces busca contemplarla, ordenarla, cuidarla y transmitirla y dejar ese legado de belleza, ese depósito de belleza a los demás. Todo un todo, una labor, un recorrido vital importante.

P: ¿Qué vamos a ver en esta obra llamada colección?

J.S.: Es una respuesta imposible. Lo que vamos a ver es una obra cojonuda, con unos actores geniales y el texto del formidable. Pero, además, es una obra abierta y cada espectador seguramente verá una función distinta. Eso es lo que quiero.

P: ¿Qué importancia tiene el teatro en la cultura de una sociedad?

J.S.: El teatro es fundamental, no en la importancia, si no en todo. Ojalá contáramos con mayor cantidad de gente interesada por el teatro. Yo no me puedo quejar, pero un país, o una civilización, o un territorio que ignora o olvida o descuida su teatro, no lo está haciendo bien.

Imagen de la obra teatral La Colección
P: Esta historia habla sobre el paso del tiempo, ¿Qué perspectiva tienes tú sobre el transcurso del tiempo, sobre lo efímero que es el tiempo?

J.S.: Lo efímero que es el tiempo. Bueno, he cumplido 86 años, es decir, no es tan efímero. O sí, yo no lo sé, el tiempo está ahí. Y bueno, qué te voy a contar. Yo agradezco el seguir vivo, seguir lúcido y aconsejar a los demás en la medida de lo posible, que no pierdan el tiempo.

P: Muchos años de trayectoria. ¿Qué has aprendido durante todos estos años?

J.S.: Sigo aprendiendo. Este es un aprendizaje permanente.

P: Y de ese aprendizaje permanente, ¿Qué consejo darías a los más jóvenes?

J.S.: Antes monja que dar consejos. Esto es un salto en el vacío. Que cada uno se maneje como pueda. Hay jóvenes, como siempre, con muchísimo talento, con muchísimo coraje, y los hay tan inútiles como también en otros tiempos. Pero no me atrevo a dar consejos. Esto es una cosa muy personal. Que cada uno lo viva a su manera.