Millones de personas en el mundo han recibido ya la vacuna contra el coronavirus. En España se espera que a finales de verano alcancemos la llamada «inmunidad de rebaño» con al menos un 70% de la población vacunada. Pero, ¿cómo saber si estoy o no inmunizado?
La respuesta es relativamente sencilla. Un análisis de sangre o un test ELISA (anticuerpos de alta sensibilidad) nos dirán si somos o no inmunes a la enfermedad. Eso sí, hay algunos factores que debemos de tener en cuenta antes de hacernos un test de este tipo.
Tiempo de acción de la vacuna
Por un lado, no tener prisa. Cada vacuna tiene un tiempo de acción diferente indicado por los fabricantes. Para el suero de Pfizer es necesario esperar 21 días entre dosis y 7 más tras la última para poder desarrollar anticuerpos.
Para AstraZeneca necesitamos algo más. En este caso, la espera es de 60 días entre dosis y casi 30 más tras la segunda para desarrollar anticuerpos. Por este motivo, los profesionales sanitarios promedian que se espere 3 semanas tras la segunda dosis para realizar esta prueba.
Tipos de anticuerpos
Por otro lado, no todos los anticuerpos son iguales. En este caso se miden por lo general dos tipos de anticuerpos, los IgG y los IgM. Los IgM son anticuerpos rápidos, los primeros que genera el cuerpo. Estos pueden suponer una primera inmunización o, en el peor de los casos, una infección activa de la que el organismo se está defendiendo. Los IgG son los anticuerpos a largo plazo. Estos son los que interesa comprobar que la vacuna ha generado.
Puede darse el caso de que tras la vacunación no se detecten anticuerpos. Esto no significa que no los tengamos. La adquisición de inmunidad es muy compleja y depende de cada persona. Es probable en este caso que se haya adquirido una inmunidad celular, no detectable en análisis, pero sí efectiva en caso de enfermedad.
¿Son válidos los test rápidos para medir la inmunidad?
Los test rápidos de anticuerpos o serológicos no son del todo fiables en este caso. Si bien están pensados para indicar los anticuerpos, su baja sensibilidad puede dar lugar a error. Además, debemos tener en cuenta que no todas las vacunas son iguales ni usan la misma tecnología. Esto puede provocar desajustes en los resultados de estas pruebas rápidas.
Por todo esto, la precaución y el cuidado en las medidas de protección personal debe seguir tras la vacunación. No respetar los tiempos puede suponer que la infección por COVID-19 afecte a nuestro organismo y reste eficacia a las vacunas. La inmunidad no se consigue tras la inoculación del suero, si no al cumplirse el calendario.