Investigadores del CSIC, perteneciente al Ministerio de Ciencia e Innovación, han redactado un informe sobre cómo es la transmisión del coronavirus en el agua. Concretamente analizan el virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, en espacios destinados al baño y otras actividades acuáticas.
Según los autores, en piscinas, playas o ríos la principal vía de contagio son las secreciones respiratorias. Estas se generan con la tos y los estornudos. También con el contacto de persona a persona, por lo que debe mantenerse la distancia de seguridad.
Además, las aglomeraciones que pueden darse así como los objetos de uso común pueden continuar sirviendo de mecanismo de contagio.
Otra posible vía de infección es la presencia del virus en aguas residuales que puedan llegar al mar, ríos, etc. Además, la supervivencia del virus proveniente de los bañistas en aguas, arenas y superficies limítrofes.
¿QUÉ ES MÁS SEGURO: PLAYA, PISCINAS O RÍOS?
En piscinas y spa, el uso de desinfectantes está ampliamente implantado para evitar la contaminación microbiana. Dicha medida debería ser suficiente para la inactivación del virus. Además de estos productos, la alta temperatura del agua también puede ayudar. En saunas y baños de vapor se espera que el calor reduzca la supervivencia del virus.
En lo relativo al agua del mar, el informe sostiene que la dilución y la sal son factores que contribuyen a una disminución de la carga viral y a su inactivación. Aquí también puede preocupar la zona de la arena. Sin embargo, aunque no existen estudios al respecto, se espera que la acción conjunta de la sal, la radiación ultravioleta y las altas temperaturas sean suficientes para la inactivación del coronavirus.
Por el contrario, la supervivencia del virus en agua de ríos, lagos, pozas de agua dulce y no tratada es superior en comparación con piscinas y el agua salada. Por tanto, deben extremarse las medidas de precaución para evitar aglomeraciones. Estos son los medios acuáticos más desaconsejables en relación con las otras alternativas.