Hace 10 años decenas de miles de personas, agotadas por la crisis de 2008, llenaron las calles de 70 ciudades españolas exigiendo un cambio social y político. La Plaza del Ayuntamiento de Valencia fue uno de los espacios elegidos para reivindicar la transformación del país.

Las protestas eran el germen del 15M, un movimiento sin precedentes que marcó un antes y un después en el modelo político español. Trini Castelló, diputada autonómica del PSPV, trae al presente con «ilusión» aquellos días y cuenta que «las reivindicaciones» eran la imagen latente los «valores» de la gente.

Gracias al 15M, se visibilizaron grandes problemas de España y se echó el freno a muchos desahucios. Además, a raíz de las protestas por la corrupción se aprobó la Ley de transparencia y buen Gobierno mientras el feminismo resurgió con mayor fuerza.

Sin embargo, la potencia con la que irrumpió terminó por desvanecerse con los años. Miguel Barrachina, diputado autonómico del PP, sostiene que «el movimiento despareció porque ya no existían esos problemas».

Concentración del movimiento 15-M en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia. / Christian Jiménez (FLICKR)

EL 15-M Y EL FIN DEL BIPARTIDISMO

En el núcleo del movimiento surgió Podemos como alternativa que haría llegar el estado del bienestar y las propuestas de la población al Gobierno. No obstante, para muchos ese partido ya no es el mismo. «Podemos no es igual que en el 15M. Ahora tiene más experiencia», defiende Ferran Martínez, diputado autonómico de Podemos.

Posteriormente, el 15M dio paso al nacimiento de nuevos partidos como Vox o Ciudadanos, que emergieron de la brecha del bipartidismo. Antonio Martínez, diputado autonómico de la formación naranja agradece al movimiento que pusiera fin del bipartidismo. «Gracias a ello, Ciudadanos pudo representar al centro», antes inexistente.

10 años después, la sociedad vive una nueva crisis económica de gran magnitud que recuerda a la atmósfera del 15M. La corrupción, el desempleo, el desencanto con la política y el malestar social vuelven a repetirse. Ante el actual clima convulso, podría ser cuestión de tiempo que vuelva a surgir un movimiento reaccionario que dé respuesta a los problemas sociales y económicos.