Las conductas suicidas entre niños y adolescentes se han disparado. Las cifras alarman: 1.949 menores de toda España han intentado suicidarse en los dos últimos años. Y si hablamos del caso valenciano las cifras tampoco tranquilizan: 344 intentos durante el curso 20-21, el último período del que se disponen datos oficiales.

Esos 344 intentos supone que casi cada día hay un niño o adolescente queriendo quitarse la vida. Además, los datos de las Unidades Especiales de Orientación de la Conselleria de Educación confirman que 12 estudiantes sí que fallecieron a consecuencia de ello y es que el suicidio se ha convertido en una de las principales causas de los fallecimientos entre jóvenes de 15 a 29 años.

«Sí que es cierto que es preocupante todas las noticias sobre problemática de salud mental, especialmente de autolesiones e ideas suicidas en adolescentes, pero queremos enviar un mensaje de tranquilidad a la sociedad en general«, explica Andrea Ollero, psicóloga educativa y vicedecana del Colegio Oficial de Psicología de la Comunitat Valenciana (COPCV). «Los centros educativos tanto de Infantil, Primaria y Secundaria, son centros de convivencia y se hace un buen trabajo tanto para el desarrollo personal como para el académico», señala.

EL INSTITUTO, EPICENTRO DE LOS INTENTOS DE SUICIDIO

Según relata la psicóloga, los institutos son los lugares donde más se ha detectado un aumento de intentos de suicidio. De hecho, hace tan solo una semana dimitía en Mislata toda la junta directiva de un centro educativo por este motivo. El instituto valenciano denunció tener hasta 15 estudiantes con conductas suicidas requiriendo de una atención especializada que los propios docentes no pueden garantizar.

Sin embargo, a pesar de que el foco se ha puesto en la adolescencia, Ollero ha declarado que también se están dando casos en los últimos años de Primaria, es decir, en niños con edades inferiores a los 13 años.

Sobre los factores, la especialista explica que los jóvenes tienen dos pilares fundamentales: su familia y sus educadores, y es en el momento en el que falla uno de ellos cuando el menor se ve «abocado» a problemas de salud mental importantes.

A ello se suma un agravio con la pandemia, un punto en el que niños y adolescentes perdieron el contacto personal con sus amistades. «Uno de los problemas que hubo en los adolescentes en la pandemia fue esa pérdida de contacto personal con sus iguales, con sus amistades. También el poder independizarse del contexto familiar, del salir, de separarse un poco, de ese sentimiento de crecimiento», detalla.

MANTENER LA COMUNICACIÓN, CLAVE PARA AYUDAR A LOS ADOLESCENTES

«Últimamente se está hablando mucho de si hacen falta psicólogos clínicos dentro de los centros escolares, pero no. Los psicólogos clínicos hacen falta en los centros de salud pero en los centros educativos lo que hace falta son psicólogos educativos, expertos en los procesos de aprendizaje y en los procesos emocionales que afectan al área personal y al área académica», señala abiertamente Andrea.

La vicedecana de COPCV explica que el sistema que rige actualmente la educación valenciana es la orientación educativa. Sin embargo, critica que la forma de acceso a esa orientación permite que puedan entrar profesionales ajenos la psicología. «Podemos encontrar un orientador que sea periodista, por ejemplo«, denuncia.

Pero entonces, ¿Qué hacer para ayudar a revertir esta situación? Según la psicóloga, «es importante mantener la comunicación con los hijos y siempre ser un apoyo de acompañamiento para ellos». «Cuando eso no es posible, cuando veamos que hay cambios donde no se les reconoce o se aíslan hay que acompañarles, no les podemos dejar. Y si por circunstancias no somos capaces o no estamos preparados, hay que buscar ayuda», concluye.

UNA UNIDAD SANITARIA TRATARÁ LOS TRASTORNOS ESCOLARES DE SALUD MENTAL

Ante la problemática social, la Generalitat Valenciana ha anunciado esta semana la puesta en marcha de una unidad de respuesta sanitaria rápida. Esta permitirá acompañar al profesorado en el abordaje de problemas de salud mental que afecten al alumnado con el fin de extremar los mecanismos de coordinación y prevenir contra el suicidio.

Paralelamente, Educación incrementará la plantilla de orientadores e implantará un programa piloto que busca reforzar la conexión entre aprendizaje académico y competencias socioemocionales. Estará basado en el modelo Casel (Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning), centrándose en un enfoque transversal e integral para el aprendizaje académico, social y emocional.

No se trata solo de talleres en los centros educativos, sino de talleres-acompañamiento a profesorado, alumnado, familias y agentes de la población vinculados con la salud mental. Según han asegurado desde el Consell, será «un modelo transversal e integral».