La pandemia del coronavirus está llevando a todos los países a tomar decisiones drásticas que prohíben salir a la calle. España, Italia, Francia o Bélgica son algunos de los gobiernos que han optado por el confinamiento de la población. El objetivo no es otro que tratar de frenar la propagación del virus y retomar la normalidad social.
Sin embargo, mientras en los citados países las penas por saltarse la cuarentena son multas económicas, en otros los castigos son más llamativos. Así lo ha denunciado hoy la organización internacional de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) ante la situación de Filipinas.
La tierra natal de Isabel Preysler ha obligado a personas que se habían saltado el aislamiento a hacinarse en jaulas de perros. Ademas, las autoridades también han castigado a otros infractores obligándoles a permanecer sentados bajo el sol del mediodía durante horas.
Phil Robertson, subdirector de HRW en Asia, se ha pronunciado al respecto. «La policía y los funcionarios locales deben respetar los derechos de las personas arrestadas por violar el toque de queda y otras regulaciones de salud pública».
GOLPES Y FLEXIONES POR INCUMPLIR LA CUARENTENA
En la India hay 1.300 millones de personas en cuarentena. Ante dicha densidad de población cuesta imaginar que el 100% vaya a cumplir con la norma. Sin embargo, las autoridades no han tardado en actuar. La violencia está siendo la protagonista del confinamiento en el país asiático.
Desde allí se han hecho virales las imágenes de policías golpeando a civiles con varas por no seguir el confinamiento. Otros agentes más «benévolos» han optado por castigos físicos. Estos obligan a los detenidos a realizar sentadillas o flexiones en grupo ante la atenta mirada de la autoridad local.
INSPECCIONES SORPRESA Y PENAS DE CINCO AÑOS DE PRISIÓN
En Rusia tampoco se andan con rodeos. Cinco años de cárcel es el castigo por violar la cuarentena. Además, el gobierno de Vladímir Putin va más allá. La policía puede acudir al domicilio en cualquier momento para comprobar que se está en casa y no abrir la puerta es un problema para sus propietarios.
Desde las autoridades ya indicaron que no harían distinción entre la población. Es decir, las medidas se aplican tanto con ciudadanos rusos como con residentes extranjeros o turistas.