Hoy, sábado 22 de febrero, se cumple un año del devastador incendio que arrasó un complejo residencial en el barrio de Campanar. Diez personas perdieron la vida y 138 viviendas fueron destruidas, dejando a más de 450 personas sin hogar. Doce meses después, los vecinos recuerdan con dolor a las víctimas y sigue enfrentando las secuelas del desastre.
Cronología del desastre
El incendio se iniciaba en una vivienda de la octava planta del edificio sobre las 17:30 horas. En un primer momento, las llamas afectaron únicamente a ese piso, pero el fuerte viento que arreciaba Valencia ese día aceleró su propagación por la fachada.
Minutos después, el fuego ya había alcanzado las viviendas situadas encima y debajo del punto de origen. Los testigos, que grababan la escena, comenzaron a temer lo peor. El viento seguía avivando las llamas y, antes de las 18:00 horas de la tarde, el incendio había consumido ya la mitad del edificio.
En ese momento, llegaron los primeros efectivos de bomberos y agentes de la Policía. Para entonces, el fuego había descendido hasta la primera planta y alcanzado la última, envolviendo la estructura en una trampa mortal.
El incendio se extendió al bloque contiguo debido a los materiales altamente inflamables de la fachada, que ardieron con la misma rapidez. En menos de una hora desde el inicio del fuego, ambos edificios estaban completamente envueltos en llamas y una densa humareda negra.
Dentro del edificio, muchas personas quedaron atrapadas sin posibilidad de escape. El complejo residencial se convirtió en una gigantesca bola de fuego. Las llamas continuaron ardiendo con intensidad hasta bien entrada la noche, dejando una escena de devastación que marcó para siempre la historia de Campanar, con diez vecinos fallecidos.
La incertidumbre de los afectados
Muchos de los afectados han logrado rehacer sus vidas, pero otros todavía enfrentan dificultades. Algunas familias continúan residiendo en las viviendas de Safranar, cedidas temporalmente por el Ayuntamiento de Valencia. Sin embargo, la prórroga de estancia en estos pisos expira el 26 de agosto de 2025, sin posibilidad de extensión.

«Estamos en comunicación con todas las administraciones para extender las ayudas y tratar los casos de emergencia social», señala Enrique Companys, presidente de la Asociación de Propietarios Afectados por el Incendio de Campanar (APROICAM). La incertidumbre sobre el futuro de estos vecinos sigue siendo una preocupación latente.
La DANA provocó la destrucción de pruebas clave
Las pesquisas determinaron que el incendio se originó en la parte trasera de la nevera de la vivienda 86, en la octava planta. Según el informe de la Policía Nacional, la causa probable fue una fuga del gas refrigerante isobutano, altamente inflamable.
Sin embargo, la investigación ha sufrido un grave revés. La DANA destruyó pruebas clave almacenadas en el depósito judicial de Riba-roja del Túria. Entre los elementos afectados está el motor del frigorífico señalado como origen del fuego, así como fragmentos de los paneles metálicos de la fachada.

El nuevo edificio: un símbolo de renovación
Tras meses de trabajos de desescombro y limpieza, la reconstrucción del complejo está prevista para comenzar antes del verano de 2025. El despacho de arquitectura Arqueha ha diseñado un edificio con una fachada de material cerámico, resistente al fuego y en armonía con los materiales locales.

La elección de este revestimiento busca no solo garantizar la seguridad, sino también rendir homenaje a la tradición cerámica valenciana. La reedificación del edificio simboliza la resiliencia de los afectados y la voluntad de seguir adelante a pesar de la tragedia.
Un acto de recuerdo y solidaridad
La Asociación de Propietarios Afectados por el Incendio de Campanar ha organizado un acto conmemorativo para honrar a las víctimas y agradecer la solidaridad recibida. El evento tendrá lugar esta tarde a las 17:00 horas en el parque adyacente al edificio siniestrado en la calle Rafael Alberti.
El homenaje incluirá una lectura por parte de los vecinos y un minuto de silencio en memoria de los fallecidos. «Es un momento para recordar, reflexionar y fortalecer los lazos que nos unen», explican desde APROICAM.












