Disfrutar de las fuentes y de los saltos de agua siempre es un placer. Por ello, las Rutas Azules propuestas por la Diputación de Alicante para conocer y disfrutar del patrimonio hídrico de la provincia nos permiten entrar de lleno en cada uno de estos rincones mágicos. Hoy, vamos a descubrir la Ruta Azul de Alcoleja, una de las más bonitas de toda la provincia.

La pequeña localidad de Alcoleja, entre tierras, piedras y árboles frutales de montaña, guarda rincones con surgencias y saltos de agua que, como un tesoro, conservan las gentes del lugar. A lo largo de 5 kilómetros y a poco más de una hora de la localidad, se pueden ver fuentes, molinos e impresionantes cascadas.

La ruta comienza en la entrada del pueblo. Allí, un parking en donde dejar el vehículo nos permitirá prepararnos para comenzar a pasear en dirección a la Font y Toll Cabrera, situadas a escasos 200 metros, por una senda hormigonada que desciende hacia el valle.

Poco antes de llegar a una pequeña fuente, hay una senda a la izquierda que desciende, pasando bajo el puente, y que nos lleva a uno de los más fascinantes rincones de la provincia de Alicante: El Toll de Cabrera, alimentado por el río Frainós.

Salto de Silvia

La ruta prosigue continuando por la senda para ascender por otra de tierra que conduce hasta el Salto de Silvia, una cascada que se queda bajo los pies. Suele estar activo después de lluvias y las vistas que proporcionan son impresionantes.

Turismo Costa Blanca

Cascada de los Enamorados

Yendo hacia las instalaciones deportivas por un camino, y pasando por un parque infantil, una escalera metálica prosigue hacia la Cascada de los Enamorados, un lugar que no te dejará indiferente. Aquí muchas de las parejas de la localidad han vivido sus primeros momentos románticos, en un paraje bucólico e idóneo para ello.

El lugar propicio para los momentos románticos
El lugar propicio para los momentos románticos | Twitter

Manantial de l’Ull de la Font

Se trata de una de las surgencias más importantes del sector noroccidental de Aitana. Para llegar hay que pasar por las ruinas de un viejo molino harinero (Molí Frainós) y ascender por un camino de tierra hacia la Bassa Riola y hasta el manantial. Sus aguas son aptas para el consumo humano y de excelente calidad para el regadío. Por ello, estas aguas se destinan para el abastecimiento del pueblo y la Comunidad de Regantes.

Desde ahí, sólo quedará regresar a Alcoleja, un lugar con una impresionante ruta azul donde el líquido elemento es el principal protagonista, junto con las vistas, la naturaleza y la tranquilidad de un paraje único.