El peinado de fallera es la principal base de la indumentaria femenina en las Fallas. Miles de mujeres deben de peinarse estos días para poder cumplir con el rito de vestirse con el traje que representa la fiesta. Sin embargo, nos encontramos ante una problemática compleja. Actualmente hay muy poco profesional que realmente conozca la técnica y que sepa conseguir el efecto impoluto de este peinado.
A cualquier mujer que entre nueva en las Fallas se le presenta este problema. Las que han vivido la fiesta fallera desde niñas y tienen fidelidad con el mismo peluquero, no suelen tener tanto problema con ello ya que es cierto que entrar de nuevas entre las clientas habituales de un profesional no es tarea fácil.
La situación de los profesionales
Carlos Escribano, encargado de peinar a dos componentes de las cortes de honor, Valeria Martínez en la infantil y Carolina Rueda en la mayor, premia la fidelidad mediante puntos.
Según explica, desde abril hasta febrero de cada año se contabilizan los servicios que la clientela ha llevado a cabo en el salón de peluquería. Cada euro gastado en cada servicio implica un punto más, estos apuntan en una tarjeta personalizada que guarda él mismo creando un ranking. Finalmente, es Carlos junto a su equipo quien va llamando a todas las interesadas para agendarles del 15 al 18 de marzo.
Para el experto, el peinado en Fallas es una forma de premiar la fidelidad de la clienta durante todo el año. Carlos manifiesta que este peinado no está muy bien valorado económicamente hablando. Debe rendir cuentas por la problemática del IVA y los diferentes impuestos que tienen que abarcar después de una paliza de trabajo tan extensa: «comienzo a trabajar a las 4:00h y acabo a la medianoche de la jornada siguiente».

Otro ejemplo es de Judith Górriz. Casi 15 años de experiencia avalan a la gerente de Peinaditos en el peinado de fallera. Aunque también se encarga de realizar peinados y maquillajes de novia o invitada, su trabajo principal es el peinado tradicional.
Como particularidad: se encarga personalmente junto a Paula Albert, su empleada, de encerar y rehacer la posticería (los rodetes) al igual que las trenzas del moño trasero o el encargo de las mallas a fábrica. Ella defiende a su clientela habitual y se vuelca con las falleras con las que comenzó esta andadura: «en caso de que sobre algún hueco lo publicamos en redes sociales y en web, pero no es habitual que suceda».
Ismael Abouzeid es el caso de uno de los peluqueros que no peina en Fallas. «Yo soy fallero» afirma con orgullo y, a pesar de tener una amplia cartera de clientas, no quiere sacrificar su semana fallera. Es una agenda que puede desbordarse con el paso del tiempo.
Este caso es uno de los más convencionales pues, debido a que se une fiesta y trabajo, hay veces que uno necesita un descanso. Y esto mismo también lo hacen otros peluqueros que están durante todo el año al servicio de falleras mayores o cortes de honor que llenan los calendarios de este tipo de profesionales a nivel semanal.»Las que vienen durante todo el año saben que en Fallas no peino, el último día para coger cita es el 14 de marzo», afirma Ismael.

Esta es la situación en tres de los salones que más destacan por este servicio, sin embargo, existen muchos más que se encuentran en situaciones similares. Hay peluqueros que peinan a más de 100 falleras por día, lo que a nivel anímico, psicológico y físico les suele dejar bajo tierra.
Solventar el problema
¿Cuál es la solución frente a este problema? Buscar refuerzos. Los peluqueros están abiertos a hacer cursos para que las propias clientas puedan formarse en peinado de fallera y liberen en mínimo rango posible a aquellos que también merecen descansar.
Judith Górriz es una de las alternativas habituales donde suelen ejercer cursos de peinado de fallera aunque también los encontramos en empresas de posticería como puede ser Realce, que se encuentra en el top 1 dentro del ranking del sector. Venden todo lo necesario para el peinado de fallera e incluso se enfocan en peinados tradicionales del alrededor de todas las regiones a nivel nacional.
Con práctica y dedicación se puede lograr el peinado tan deseado por todas las falleras que muestran su orgullo. Raúl Pérez es un caso digno de comentar. Fue una de las personas más jóvenes en comenzar con su andadura en este ámbito de las Fallas: a los 12 años de edad empezó a dar sus primeros pasos y a día de hoy sigue siendo parte de la vida de las falleras que confían en sus manos. Cualquier edad se encuentra en buen momento para comenzar a obtener destreza en este entorno tan amplio donde no le falta trabajo a nadie.