Valencia pone en marcha la semana laboral de 32 horas
Feria de empleo celebrada en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia.

La ciudad de Valencia ha comenzado su experiencia piloto de trabajar cuatro día a la semana a lo largo de un mes. La iniciativa probará durante cuatro semanas consecutivas el impacto de reducir el tiempo del trabajo a nivel de calidad de vida, medio ambiente y salud.

Valencia será la primera ciudad del mundo en realizar un proyecto piloto mensual sobre la jornada laboral de 32 horas. Esto es posible dado que se aprovechará el Lunes de Pascua, San Vicente Ferrer y el Día del Trabajador. A estas fechas habituales, el Ayuntamiento de Valencia marcó una cuarta al declarar el 24 de abril como festividad local.

El objetivo del consistorio es realizar un estudio y utilizar las conclusiones para elaborar un informe sobre la aplicación de esta jornada reducida y sus consecuencias en el ocio, la movilidad, la economía y la salud de las personas. Está previsto que el documento esté terminado alrededor del 20 de julio.

El alcalde, Joan Ribó, ya apuntó a que esta experiencia tendrá un impacto en la conciliación familiar, la salud de las personas, el reparto del trabajo o la productividad. Asimismo, apuntó que se trata de una medida «en el ámbito de la ciudad». «Después tendrán que negociar los sindicatos con la patronal, igual que en su momento se hizo con la jornada de ocho horas», explicó.

EXPERIENCIA PILOTO

«Todo esto se analizará de dos maneras: con una encuesta de 2.000 o 2.200 personas. Será una encuesta potente, con un grado de validez muy elevado. Y una serie de factores que extraeremos de datos masivos de los indicadores que posee el Ayuntamiento», ha declarado el edil.

Las Naves será la entidad encargada de llevar a cabo la evaluación. En concreto, el programa evaluará tres grandes ámbitos: la salud y el bienestar social, la emergencia climática y la economía.

En este sentido, se analizarán cuestiones como los usos del tiempo, la conciliación de la vida laboral, la sensación de bienestar, el descanso, el impacto de la medida sobre los gases de efecto invernadero, la calidad del aire, el silencio, el consumo energético, el tráfico, la red pública de transporte, el turismo de interior, la hostelería, el comercio y las compras en comercios y tiendas, entre otras cuestiones.

Las pruebas analíticas se acompañarán de entrevistas cualitativas y cuantitativas a agentes claves y, aleatoriamente, a una muestra significativa de residentes de la ciudad. El objetivo final es obtener un informe que evalúe el impacto de la jornada y las consecuencias personales, laborales y sociales que supone.

La experiencia de prueba finalizará el 7 de mayo. El informe que se obtenga indicará las consecuencias que derivarían de su aplicación continuado. Esto generará una hoja de ruta del futuro laboral para administraciones, empresas, sindicatos y entidades que mejorarán la calidad de vida y del trabajo. Finalmente podrá responderse a la cuestión, ¿estamos preparados para pasar del ‘vivir para trabajar’ al ‘trabajar para vivir’?