Mariano Alcañiz, director del Instituto I3B de la Universitat Politècnica de València (UPV) y Luis Abad, neuropsicólogo y director de los Centros de Desarrollo Cognitivo Red Cenit, han presentado T-Room, el primer proyecto a nivel mundial que combina inteligencia artificial (IA) y realidad virtual (RV) para conseguir diagnosticar y tratar de un modo más eficaz y preciso el Trastorno de Espectro Autista (TEA).

Este trastorno neurobiológico del desarrollo, que se manifiesta durante los tres primeros años de vida y perdura a lo largo de todo el ciclo vital afecta a uno de cada 100 nacimientos.

Según investigaciones clínicas recientes, uno de los mayores problemas actuales para su tratamiento es la gran diversidad de síntomas de la enfermedad existentes, circunstancia a la que pretende ayudar a poner remedio el presente proyecto.

Niña del proyecto T-Room en una de las pruebas visuales.

Estimulación visual, auditiva y olfativa

T-ROOM recrea situaciones del día a día familiar en un entorno virtual. Las sesiones duran media hora, y en ellas, se estimula visual, auditiva y olfativamente a los niños a quienes se coloca una pulsera para medir su actividad electrodermal -valor de gran interés para el diagnóstico del autismo-, así como unas gafas de eye tracking que permiten realizar un seguimiento de la mirada.

Además, se procede a analizar con cámaras y técnicas de inteligencia artificial el movimiento corporal de los pequeños, avisando de posibles alteraciones (estereotipias) asociadas al Trastorno del Espectro Autista (TEA).

En palabras de Alcañiz, «T-Room surge ante la necesidad de ofrecer a los niños con TEA, y a sus familias, una alternativa para reducir el tiempo de diagnóstico y que, a su vez, sirva como entorno terapéutico de intervención».

Luces y sombras de Alzira un año después de la reversión

Cómo saber si formarás parte de las mesas electorales de Valencia