A partir de noviembre llega uno de los momentos ideales para visitar la Albufera de Valencia. Es el caso de la Perellonà, una inundación de agua que cubre el mítico paraje. Este fenómeno se produce porque se cierran las compuertas de la Albufera, conocidas como los «perellones».
Al cerrarse las compuertas, los ríos Túria y Júcar siguen almacenando el agua en el paraje, por lo que se inunda parte de los cultivos. Ante esta inundación, la Albufera adquiere una capacidad de una superficie de 17.500 hectáreas aproximadamente. Además, con esta extensión, se convierte en uno de los lagos más grandes del territorio español.
BENEFICIOS QUE APORTA LA PERELLONÀ
Gracias a la inundación aparecen varias especies de animales como los flamencos y los patos. Estos pasan el invierno en la Albufera y cuando bajan las temperaturas emigran al continente africano.
Otro fenómeno que provoca la Perellonà es la inundación de caminos y acequias. El aumento del nivel del agua provoca que caminos y acequias transitables no lo sean durante estos meses invernales dejando una estampa única de la zona.
Por último, uno de los mayores beneficios de este proceso es la mejora de la calidad de la tierra. Esto tiene especial relevancia por el hecho de que este proceso culmina con la llegada de la temporada del arroz. La inundación aporta nutrientes a la tierra y la fertiliza de cara al próximo año.
La Perellonà se esfuma cuando llega el mes de enero. Con el inicio del año las compuertas se vuelven a abrir y la agua excedente se libera de la Albufera. A este proceso se le conoce como la ‘aixugà’ ya que elimina el agua que sobra en el paraje.
Una vez se elimina el agua, llega el proceso conocido como de ‘fangueo’ donde los agricultores limpian sus tierras del barro ocasionado por la inundación y siembran sus cultivos. Por tanto, los agricultores cuentan con unas condiciones excepcionales para la producción de un arroz de calidad.