Un vuelo de Singapore Airlines se vio envuelto en graves turbulencias el pasado martes, 21 de mayo, causando una caída repentina que dejó un saldo trágico: un fallecido y decenas de heridos. El incidente ocurrió en un avión Boeing que transportaba a 229 personas entre pasajeros y tripulación.

El vuelo SQ321, que viajaba de Londres a Singapur a una altitud de casi 11.300 metros, experimentó dos caídas bruscas y ascensos en un lapso de 90 segundos. Según datos de seguimiento del vuelo, el avión descendió rápidamente antes de volver a ascender varios cientos de metros.

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«Se desató el infierno» 

«El vuelo fue perfectamente normal al principio», comentó Andrew Davies, un pasajero que viajaba a Nueva Zelanda por negocios. «Era un vuelo tranquilo… no recuerdo ninguna turbulencia en absoluto». La calma se rompió aproximadamente nueve horas después del despegue, cuando se encendió la señal del cinturón de seguridad. «Gracias a Dios me lo puse porque poco después, se desató el infierno», relató Davies a la CNN.

La escena dentro del avión se volvió caótica con objetos personales volando por el aire. «El avión se sintió como si cayera. Recuerdo vívidamente ver zapatos, iPads, iPhones, cojines, mantas, cubiertos, platos y tazas volando y golpeando el techo», añadió Davies.

Las imágenes posteriores del avión mostraban la cabina en desorden, con papeles, vasos y jarras de agua esparcidos por el suelo, y paneles del techo y tuberías sueltas. Tras el aterrizaje de emergencia en el aeropuerto internacional Suvarnabhumi de Bangkok, Tailandia, la cabina del vuelo SQ321 aparecía destruida.

Davies, que estaba sentado en la parte delantera del avión, presenció las heridas de varios pasajeros, incluido Geoff Kitchen, un británico de 73 años que falleció en el vuelo. «Ese caballero estaba sentado justo detrás de mí», dijo Davies, quien junto a otros pasajeros trató de asistirlo con RCP durante 20 minutos. «Había tantos gritos y las heridas eran evidentes; vi a un pasajero con un gran corte en la cabeza y otro en shock severo».

Otro pasajero, Dzafran Azmir, de 28 años, contó a Reuters cómo el avión comenzó a inclinarse y temblar, seguido de una caída dramática que lanzó a las personas sin cinturón de seguridad contra el techo. «Todo fue muy rápido, nadie pudo responder a tiempo», explicó Azmir.

Primeras investigaciones tras el incidente 

El avión fue desviado a Bangkok después del incidente. De los 229 ocupantes, 143 fueron transportados en un vuelo de socorro a Singapur, mientras que 79 pasajeros y seis miembros de la tripulación permanecen en Bangkok, recibiendo atención médica.

Entre los heridos hay ciudadanos de Australia, Malasia, Reino Unido, Nueva Zelanda, España, Estados Unidos e Irlanda. Las primeras investigaciones indican que Kitchen, el pasajero fallecido, padecía una enfermedad cardíaca y se está realizando una autopsia.

Goh Choon Phong, director ejecutivo de Singapore Airlines, expresó sus condolencias a la familia de Kitchen y lamentó profundamente la experiencia traumática sufrida por los pasajeros. La aerolínea está cooperando con las autoridades en la investigación del incidente. El Ministerio de Transporte de Singapur y la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos han enviado equipos para colaborar en la investigación.