El Papa Francisco, de 86 años, ha tenido que ser hospitalizado al sufrir una infección respiratoria y posibles problemas cardiacos. Según ha comunicado la oficina de prensa del Vaticano, el ingreso se produjo el miércoles por la tarde en el hospital Agostino Gemelli de Roma.
«En los últimos días el Papa Francisco se ha quejado de algunas dificultades respiratorias y esta tarde ha acudido al Policlínico A. Gemelli para someterse a algunos controles médicos. El resultado de los mismos mostró una infección respiratoria (excluida la infección Covid 19) que requerirá algunos días de tratamiento médico hospitalario adecuado», ha comunicado el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.
Al parecer, el pontífice comenzó a encontrarse mal tras la tradicional audiencia de los miércoles en la Plaza de San Pedro. Este presentaba dificultad respiratoria con punzadas en el pecho. Finalmente, por insistencia de su asistente sanitario personal, Massimiliano Strappetti, fue trasladado al hospital en ambulancia.
EL HOSPITAL TAMBIÉN SEÑALA PROBLEMAS CARDIACOS
Desde el diario italiano ‘Il Corriere della Sera’ han citado fuentes sanitarias del propio hospital donde aseguran que también sufrió «problemas cardiacos al final de la mañana». Por seguridad se le realizaron controles de cardiología aunque no presenta una situación «preocupante».
«La tomografía computada de tórax habría salido bien y este elemento es evaluado con alivio general por el entorno del Papa, a partir del profesor Andrea Arcangeli, director de Sanidad e Higiene del Govenatorato del Vaticano, que se encuentra el lado del Pontífice», aseguran. Además, la noche ha sido tranquila y el equipo médico se muestra optimista con la evolución.
El Papa Francisco permanecerá ingresado, en principio, hasta este viernes. Por ello, desde el Vaticano se ha cancelado toda la agenda prevista para estas dos jornadas de hospitalización. Las previsiones sí que apuntan a que pueda presidir la misa del Domingo de Ramos que se celebrará esta misma semana.
El comunicado concluye señalando que el pontífice «está conmovido por los numerosos mensajes recibidos y expresa su gratitud por la cercanía y las oraciones».
