De ocio a inclusión: nuevo uso para los locales cerrados de La Marina
Imagen de La Marina de Valencia.

El Ayuntamiento de Valencia ha anunciado que dos de los cuatro locales que deben cesar su actividad en La Marina se cederán a la entidad Asindown para ampliar su proyecto de escuela de hostelería para personas con discapacidad. Los otros dos locales afectados por el cierre serán licitados próximamente.

El consistorio lleva a Junta de Gobierno esta semana la adjudicación directa de dos de los locales al proyecto ‘La Mare que Va’, una escuela que ya funciona desde 2023 en la Marina y que combina la formación en cocina y sala con un restaurante abierto al público. “Es un proyecto social, gastronómico y de calidad, y queríamos darle continuidad y futuro”, ha explicado la alcaldesa María José Catalá.

La decisión llega tras la polémica por la decisión municipal de no renovar la concesión de cuatro restaurantes del entorno. Los espacios que pasarán a manos de Asindown son dos de los mismos que estaban operando hasta ahora.

Sin ocio nocturno en los locales

En cuanto a los otros dos locales, Catalá ha explicado que se realizará también una adjudicación directa temporal mientras se prepara una licitación con un enfoque diferente: “Queremos huir lo máximo posible del ocio de copas. Apostamos por la gastronomía, la sostenibilidad y un modelo más razonable con el entorno”.

Respecto al emblemático edificio Veles e Vents, la alcaldesa ha asegurado que “merece una buena pensada” para redefinir su uso. “En los últimos años se ha permitido un ocio nocturno que ha generado problemas de seguridad, y eso no encaja con el modelo de ciudad que queremos”, ha afirmado.

En rueda de prensa, Catalá ha defendido que el consistorio está apostando por un modelo económico vinculado a la innovación, la formación y el turismo gastronómico.

Los hosteleros recurren el cierre

Mientras tanto, los responsables de los locales afectados (Destino Puerto, Dos Lunas Beach, El Camarote y Vlue Arribar) siguen defendiendo su permanencia. Han presentado alegaciones que, aseguran, no han recibido respuesta. “No hay una orden formal de cierre, y si el Ayuntamiento quiere ejecutarla tendrá que hacerlo por vía judicial”, sostienen.

Aseguran que cerrar de forma anticipada supondría un perjuicio económico y reivindican que sus negocios “no generan molestias”. Aun así, desde el consistorio insisten en que las concesiones están vencidas y que el nuevo modelo busca hacer de La Marina un entorno más integrado en la ciudad y con mayor impacto social.