Ya han pasado casi tres años desde que Nuria Enguita (Madrid, 1957) tomase las riendas del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM). Su entrada no fue sencilla, la historiadora llegó en plena pandemia pero teniendo un reto muy claro: la internacionalización del museo.
Durante este tiempo, Enguita ha apostado por la creación de una red de contactos entre el IVAM y diferentes espacios culturales tanto nacionales como internacionales, pues para ella el concepto de internacionalización siempre va parejo con una «territorialización».
A este proceso se han sumado otros proyectos vitales para la expansión del museo: la creación de una subsede en el Parc Central y la reforma de la Sala Muralla, un espacio que muy pronto reabrirá sus puertas. «La sala va a cumplir su misión de mostrar un bien arqueológico y creo que se están haciendo maravillas en ella», reconoce Enguita.
El tercer eje del IVAM es su posición dentro del ecosistema de la ciudad. El reto es convertir el Instituto de Arte Moderno en «un lugar necesario» de Valencia donde los ciudadanos acudan a ver una exposición o a tomar un café. «Que sea un lugar muy hospitalario, de encuentro y estamos trabajando para ello«, asegura su responsable.
Respecto a la posibilidad de iniciar una nueva etapa en el Museo Reina Sofía, la madrileña tiene claro que de Valencia no se mueve y admite entre risas que aquí «se vive muy bien». «El IVAM es un gran museo en el ecosistema del Estado español y estamos aquí para hacerlo aún más grande», sentencia.
Llegó a la dirección del IVAM en un momento en el que el turismo estaba bajo mínimos por la pandemia pero su reto era internacionalizarlo, ¿fue difícil?
Efectivamente, yo llegué hace dos años y medio, en septiembre de 2020, cuando todavía había una apertura muy parcial. Empezamos trabajando en la internacionalización pensando en el presente pero también en el futuro del IVAM. Para ello optamos por crear red, es decir, conectarnos tanto con espacios de fuera como de dentro porque la internacionalización siempre ha ido pareja con una territorialización, dos conceptos que para mí son dos polos de una misma fuerza y dirección.
Fue entonces cuando empezamos a trabajar con algunos museos en proyectos que ya hemos visto durante estos años como Anni y Josef Albers, Zanele o Anna Boghiguian. A la vez, fuimos creando un contexto propio que pudiese dialogar con lo exterior y otras iniciativas que a día de hoy se siguen puliendo como el programa de ‘Arte y Contexto’ para jóvenes que ayuda a que artistas locales puedan entrar en contacto con otros agentes internacionales. Con todo esto conseguimos que el IVAM sea como un nodo de relaciones desde el que hablar al mundo.
Usted arrancó su etapa profesional aquí en el IVAM hace ya más de 30 años. Con sinceridad, ¿se imaginaba llegar algún día a este despacho?
Bueno, este despacho no existía, con lo cual era difícil porque esto se hizo después (risas). Con sinceridad, yo nunca me había planteado el futuro de esa manera. Siempre he trabajado mucho, la carrera la hice trabajando y trabajé mucho en un momento. Además, yo tampoco era de Valencia y no sabía si mi vida iba a seguir aquí. Por eso nunca me lo planteé y no es una falsa modestia, siempre en el lugar donde he estado he intentado dar lo máximo de mí y aprovecharlo. Es verdad que cuando llegué tampoco le di mucha importancia al haber estado ya en el IVAM, aunque es bonito y hay muy buenos recuerdos. De todas formas, cuando estaba aquí no quería ser directora (se ríe).
¿Y notó un cambio en la evolución del museo a su llegada?
Sí, siempre digo que la evolución del museo es la evolución de la sociedad. Un museo no es una institución aislada, es una institución tan política como otra. Tiene una presencia en la sociedad y es el resultado de su historia, de su entorno y de su contexto. Entonces, claro que el IVAM de hoy es muy diferente al de antes porque es otro mundo.
Este año las cuentas de Cultura de la Generalitat otorgaron al IVAM el mayor presupuesto de su historia (15,2M), ¿ha notado ese incremento?
De hecho, el IVAM es el museo mejor financiado después del Reina Sofía en cuanto a arte contemporáneo. En nuestro caso es el Consell quien otorga esos presupuestos, lo cual dice mucho de la importancia que se le da a la cultura en esta autonomía y ha ido subiendo anualmente desde hace nueve o diez años.
Siempre se puede pedir más dinero, pero el museo actualmente creo que puede cubrir su misión con lo que tenemos. También creo que somos muy buenas gestoras y exprimimos los recursos. Estamos diversificando, trabajamos con muchas personas, intentamos no precarizar y en ese sentido yo creo que tenemos un presupuesto muy adecuado para la actividad.
Solo dos meses después de su llegada, en noviembre de 2020, se anunció la creación de una nueva sede para el IVAM que se ubicaría en el Parc Central. Las previsiones hablaban de abrir en 2023 pero recientemente han admitido que están teniendo dificultades para hacerlo, ¿en qué punto se encuentra?
El problema es algo que está sucediendo en todas las instituciones públicas del país y es que tenemos falta de personal, una falta de personal endémica. Tenemos todo preparado para licitar, hicimos un proceso interesante con el Colegio de Arquitectos para las cuestiones de género pero ahora falta la licitación. Pero bueno, no podemos atender a todo.
¿Tiene una previsión de fecha aproximada en la que podría arrancar?
Por mí cuanto antes pero eso ya lo dicen los políticos porque es su trabajo, el mío es trabajar diariamente con lo que tengo (se ríe). Espero que sea pronto, siempre he dicho que mi deseo sería cuanto antes.
Usted ya estaba trabajando en la programación de esa nueva subsede, ¿qué desea plasmar en ella?
Yo tenía una visión de lo que podía ser pero, como siempre digo, voy actualizando porque programar es muy complicado. Creo que el Parque Central, al ser una nave industrial de principios del siglo XX, tiene unas características concretas que no tiene el museo y podría ser un lugar idóneo para ciertas manifestaciones. En mi caso, los contextos son muy importantes y esa zona de la ciudad está cambiando radicalmente. Hay muchas ideas pero no voy a anunciar algo sin saber cuándo se podrá hacer.
Para que el lector pueda hacerse una idea, ¿la nueva subsede podría parecerse al Palacio de Cristal de Madrid?
Sí, se podría pensar en un Palacio de Cristal. Coincide en que es un lugar de una única sala que también está ubicado en un parque. Además, es un espacio histórico que se recupera sin ser un museo de una nueva planta y con un entorno más paisajístico. A eso se le suman unas características muy propias como esa hilera de ventanas tan particular que le hace único.
Otro punto clave del IVAM es la reforma de la Sala Muralla, cerrada hace un año porque las filtraciones ponían en peligro las obras. ¿Hay fecha de reapertura?
Ahora mismo estamos en pleno proceso de trabajo, las cosas son muy complejas. Hay un Bien de Interés Cultural (BIC) que es la muralla y nunca se había actuado sobre ella. Estamos haciendo cosas por primera vez, con lo cual creo que también hay que decirlo. También se ha hecho un proyecto muy cuidado porque pensamos que es mejor tomarnos tiempo para que luego no se echen atrás las cosas. Con los trabajos ejecutados se solucionan muchas cuestiones pero además también se consolida ese bien para que ya quede expuesto al público de la manera que tiene que estar.
Ha sido un proceso largo pero el proyecto está muy bien encajado, tenemos todos los permisos y ahora ya sólo es hacer. Las obras han comenzado a muy buen ritmo y creo que la previsión es de seis meses, o sea en otoño de este año estaría terminada así que recuperaremos esa sala.
Se ha hablado de que la renovación de la sala permitirá que la muralla se vea desde el exterior del museo, ¿cómo va a ser esa nueva sala?
La sala va a cumplir un poco más su misión de mostrar un bien arqueológico y creo que se están haciendo maravillas en ella. Esa apertura con toda la reurbanización del espacio exterior ayudará a que la visita sea mucho más agradable y, sobre todo, que la muralla aparezca y no esté escondida porque es un elemento arquitectónico importantísimo de la historia de Valencia.
Al margen de esa apertura arquitectónica, el IVAM también está realizando una apertura social y cultural con otras artes como la danza o la música.
Sí, de hecho estamos pensando en más colaboraciones con Les Arts para ir más allá, es una relación magnífica y los conciertos regulares funcionan muy bien. Son dos instituciones que están haciendo un gran esfuerzo por abrirse a la ciudadanía. Además, Valencia tiene una potencia importante en danza y performance y yo creo que la idea de unirnos, más allá de a quien dependemos, también genera esa red y esa idea de comunidad que considero muy interesante.
Lo que se plantea desde el IVAM es como se puede trabajar la danza más allá del espacio escénico para que no sea ni un añadido a una exposición ni algo que sólo puede verse en un teatro, sino que la relación se establezca de otra manera porque el cuerpo y el movimiento ha llegado a los museos para quedarse. Es algo que se hace a nivel internacional y a nivel nacional, cada museo lo interpreta de una manera y creo que esa idea del movimiento del cuerpo en un museo es necesaria e ideal para las nuevas generaciones.
Ya estamos casi a mitad de año, ¿se tiene ya una hoja de ruta para la próxima temporada del IVAM?
Continuaremos apostando por la consolidación de todos nuestros programas; repensando también los tiempos y viendo sus efectos; y ahora mismo estamos trabajando en la digitalización de los fondos del IVAM, en el entorno digital del museo que es una cosa importantísima de la hoja de ruta.
¿A nivel personal qué espera del futuro del IVAM?
Bueno, yo espero que nuestra propuesta llegue cada vez a más públicos. Siempre lo digo, que el museo se convierta en un lugar habitado y habitable, en un lugar necesario dentro del ecosistema de la ciudad. Que las personas vengan al museo, un día a tomar un café, un día a ver una exposición, un día hablar con alguien. Que sea un lugar muy hospitalario, de encuentro y estamos trabajando para ello. Se está notando mucho que las personas vienen, están más tiempo y vuelven.
No puedo acabar sin preguntarle por el Museo Reina Sofía. En los círculos culturales su nombre suena con fuerza para asumir una dirección que le supondría regresar a casa.
(se ríe) No me voy a ir, lo que pasa es que da igual lo que diga porque la gente sigue diciéndolo. El IVAM es un museo maravilloso, tiene muchísimo futuro, muchísimo potencial y estamos aquí para ir hasta el final. Como he dicho antes, nunca he querido ser otra cosa cuando estoy en un sitio, cuando lo he querido me he ido. Me parece además que hay vida fuera de Madrid y el IVAM es un gran museo en el ecosistema del Estado español y estamos aquí para hacerlo aún más grande. No me voy a Madrid, se vive muy bien en Valencia y lo dice una madrileña (risas).