El 29 de octubre de 2024, la DANA azotó la provincia de Valencia, causando estragos en numerosas localidades. Según el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), se estima que más de 17.000 millones de euros en activos fueron destruidos, afectando tanto a bienes públicos como privados. Entre los damnificados, el colectivo fallero sufrió pérdidas significativas, con talleres inundados, casales dañados y la suspensión de actividades tradicionales.
José Miguel Salas, presidente de la Junta Local Fallera de Albal, destaca la capacidad de adaptación de las comisiones ante las adversidades. «Dentro de las circunstancias, lo mejor que podemos hacerlo. Es verdad que decidimos ir al paso de los más afectados para no dejar a nadie atrás», afirma Salas.
Algunas actividades, como la elaboración del llibret y la cabalgata del ninot, se han suspendido ante la falta de recursos y espacios adecuados. Sin embargo, a pesar de que tres casales resultaron gravemente afectados, los monumentos permanecieron intactos, permitiendo que gran parte de las celebraciones continúen con relativa normalidad.
La solidaridad y el deseo de mantener viva la tradición fallera han sido fundamentales en este proceso. «Nosotros hemos disfrutado mucho porque teníamos ganas de empezar a hacer cosas. Entendemos que somos un poco el tejido social de la población«, señala Salas, enfatizando el papel de las fallas en la cohesión social de la comunidad.
EL DESAFIO DE LOS ARTISTAS FALLEROS
Artur Badía, artista fallero de Aldaia, relata los momentos críticos vividos tras la DANA. «Estos últimos tres meses han sido muy duros, como si nos hubiera pillado el toro, pero multiplicado por tres», comenta.
La inundación de su taller supuso la pérdida de la mayoría de las herramientas y la necesidad de reconstruir casi la totalidad de las piezas dañadas. La ayuda de voluntarios y falleros fue esencial para superar estos obstáculos. «Vinieron 30 falleros de la Falla San Roc de Paterna y de la falla avenida Burjassot-Joaquín Ballester de Valencia, sin ellos hubiera sido imposible», agradece Badía.
A pesar de las dificultades, la determinación por cumplir con las comisiones y mantener la tradición ha prevalecido. «Queremos cumplir con la gente, que las Fallas continúen y se va a plantar sí o sí», asegura el artista, reflejando el espíritu de resiliencia que caracteriza al mundo fallero.
MEDIDADAS Y APOYOS INSITUCIONALES
Ante la magnitud de los daños, diversas instituciones han implementado medidas para apoyar la recuperación. La Diputación de Valencia ha ofrecido a los municipios afectados anticipos del cobro de tributos para garantizar su liquidez durante el proceso de reconstrucción.
Además, se han destinado fondos específicos para las comisiones falleras perjudicadas por la DANA, incluyendo un porcentaje adicional en las ayudas para las Fallas de 2025.
UNAS FALLAS 2025 ESPECIALES
Las próximas Fallas serán, sin duda, especiales. La comunidad fallera ha demostrado una vez más su capacidad para unirse y superar las adversidades. Aunque algunas actividades se han visto modificadas o suspendidas, el espíritu festivo y la determinación por mantener viva la tradición permanecen intactos.
«Con mucha solidaridad esto se va a poder hacer», concluye José Miguel Salas, reflejando el sentimiento compartido por muchos en el mundo fallero. A pesar de los desafíos, las Fallas 2025 se perfilan como un símbolo de resiliencia y unidad. Incluso ante las adversidades más grandes, la tradición y la comunidad prevalecen.