El calendario fallero marcaba en rojo uno de los días más emotivos y especiales
del ejercicio: La exaltación de la Fallera Mayor de Valencia.

El Palau de la Música, engalanado para la ocasión, abrió sus puertas a las
20:30 para recibir a las falleras mayores de la ciudad, acompañadas de sus
presidentes y presidentas, pero también a las distintas personalidades del
mundo de la política, los familiares de las protagonistas de la tarde; así como la  reina de las fiestas de Castellón, (La bellea del foc de Alicante, no pudo asistir ya que se encontraba en Madrid , promocionando su fiesta,en la Feria de Turismo).

A escasos metros, se vivía uno de los momentos más importantes de la noche: desvelar el color del Espolín, que lucía Nuestra Fallera Mayor. El Azul Atlantis, una tela con 6210 hilos 36 colores, 3 metales, un homenaje de Marina a su mar Mediterraneo, al que adora.

Fotos: Ximo Fortea

En el Palau, cumpliendo el «Timing» hacía su entrada la Fallera Mayor del año 2018, Rocío Gil Uncio, quién quiso lucir un traje del mismo color que el Espolín que lució hace un año , y  su  Corte de Honor no podían evitar derramar alguna que otra lágrima, reviviendo momentos vividos un un año atrás.

Sara Larrazábal, la Fallera Mayor Infantil de Valencia, también hacía su entrada eligiendo para la ocasión un estrecho de seda natural de nombre Lamballe en fondo Borgoña, de Vives i Marí; su corte de Honor vestía su segundo traje oficial.

Las cortes de honor, llegaban, de dos en dos, en los coches Antiguos de Antequera Classic , sin los tradicionales «trons de avís», y nos preparaban para otro de los momentos más especiales de la noche: la entrada de la Fallera Mayor de Valencia en el Palau de la Música.

Una vez realizadas las fotografías oficiales con la mantenedora: la bailarina y coreógrafa Rosángeles Valls, con el alcalde de la ciudad y otras personalidades del mundo de la política, las protagonistas de la noche se dispusieron a vivir una de las noches más especiales de sus vidas.

El espectáculo Arrels , trató de representar un viaje hacia nuestras raíces a través de la voz, la danza y la música y nos preparó para la parte protocolaria de la noche.

Tras el descanso, que la fallera mayor y su corte de honor, aprovecharon para realizar entrevistas y  recibir los últimos retoques de mano de los indumentaristas, comenzaban a escucharse los primeros compases de ‘El Fallero’ que marcaba el inicio del acto protocolario.

Ana Ebrí Monzó, Andrea López Salvador, Azahara Vallet Sanchez, Elena María Rivero Simón, Laura Bennasar Lafuent, Laura Carballeda Mollá, María Cavero Cuadros, Marta Alacreu Ruiz, Neus Lozoya Amargós, Paula Santarrufina Terrasa, Raquel Avivar Pardo, Susana Yagüe Bodoque, fueron recibiendo una a una la banda y la joia que las acreditaba ya como cortes de honor, ante la mirada bañada en lágrimas de Marina, así como de todas las 1793 personas que se encontraban en la Sala Iturbi del Palau.

La Corte de honor lució los trajes oficiales con la tela de Vives y Marí. Asimismo, tanto ellas como Marina, vestían las piezas creadas por diferentes artesanos, como los delantales y las manteletas de Hijas de Carmen Esteve; los aderezos de Art Antic; las peinetas de Castelló y Castelló; las medias de Elvira Bella; los zapatos de Criselen; el mocador d´abric de Mar de Seda, la posticería de Realce; las enaguas y cancanes de Margarita Vercher;  y las puntillas de Santos Textil.

Marina Civera comenzaba el recorrido más inolvidable de su vida (ante la mirada emocionada de sus padres y hermana Paula Civera), recorrido que ya había tenido el placer de vivir como corte de honor infantil,  pero que esta vez, la llevaban a convertirse en la máxima representante de la fiesta fallera.

El alcalde imponía la banda a la Fallera Mayor de Valencia y el ciclo fallero veía
cumplido otro de sus instantes más especiales del año.

Otro de los protagonistas de la noche fue el primo hermano de Marina, Rubén, quién fue uno de los encargados de llevar las bandas, el ramo y el cojín en el que descansaría Marina Civera, y demostró el amor y la complicidad que tienen entre ambos.

El discurso cercano de Rosángeles Valls, dedicado a la figura de la mujer y que alabó las virtudes de Marina y su Corte de Honor, hizo que nuestra reina rompiera el protocolo, por pimera vez en la historia de las fallas, y se levantara para darle un abrazo de agradecimiento por las tan emotivas palabras que hicieron que las verdaderas protagonistas de la noche se emocionaran.

El broche de oro lo puso la interpretación del himno regional, a quién puso voz la cantante y componente de la Corte de Honor de 2013, Aisha Bordas y el maravilloso castillo de fuegos artificiales con el que nos quiso sorprender la pirotécnica Reyes Martí.

Una noche Azul Atlantis , que nunca podrán olvidar, las ya coronadas reinas de las fallas Marina Civera Moreno, y su Corte de Honor.

Marina viste de azul atlantis en el día de su exaltación

Las maquetas de las fallas y los artistas falleros protagonistas en la feria de Turismo de Madrid

La ofrenda a la Virgen de los Desamparados tiene ya su canción gracias a dos hermanos falleros