El dulce valenciano que resiste frente al Roscón

Valencia tiene su propia versión del tradicional dulce navideño: la Casca de Reyes. Este postre, anterior al conocido Roscón, tiene raíces que se remontan a la época medieval. Su receta original aparece en el Llibre de Coch, el primer recetario de cocina impreso en Valencia en 1520.

El auge de la Casca comenzó en el siglo XX, cuando se convirtió en el regalo típico que los padrinos ofrecían a sus ahijados por la festividad de Reyes. Este detalle iba siempre acompañado de una caja decorada con esmero, pensada para ser reutilizada y heredada de generación en generación.

La Casca es un dulce de mazapán en forma de serpiente que representa la anguila valenciana. Su relleno tradicional es de boniato confitado, aunque en algunas variaciones se le añade yema, merengue o canela. Cubierta con glaseado blanco, suele ir acompañada de peladillas y otras golosinas.

Hoy en día, aunque su popularidad ha disminuido frente al Roscón de Reyes, la Casca aún se puede encontrar en algunas pastelerías de Gandía y Sueca. Una oportunidad para los amantes de la tradición que quieran redescubrir este dulce el próximo 6 de enero.

El Roscón de Reyes, el rey de las fiestas

El dulce valenciano que resiste frente al RoscónA pesar del encanto de la Casca, el Roscón de Reyes sigue siendo el protagonista en la mayoría de hogares valencianos. Los hornos de la Comunitat Valenciana prevén elaborar más de 900.000 unidades esta temporada, utilizando ingredientes como 100.000 huevos, 28.000 kg de azúcar, 36.000 kg de mantequilla y 140.000 kg de harina, entre otros.

Los roscones más demandados incluyen rellenos clásicos de nata, crema o trufa, aunque también hay opciones más innovadoras como chocolate o turrón. Este dulce no solo endulza las mesas, sino que mantiene la tradición de esconder en su interior una figura y un haba, símbolos de alegría y compromiso.

“El Roscón de Reyes no es solo un dulce, es una tradición que reúne a las familias en torno a la mesa. Este año esperamos superar las cifras de años anteriores, con una producción cercana al millón de unidades en toda la Comunitat Valenciana”, afirmó Juanjo Rausell, presidente del Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia.

Revitalizando la Casca como emblema valenciano

Aunque el Roscón de Reyes ha ganado terreno, muchos pasteleros apuestan por recuperar la Casca de Yema como un símbolo de identidad local. Este esfuerzo busca resistir ante la influencia de dulces importados y mantener vivas las tradiciones valencianas, junto con otros productos típicos como el mazapán o el pastís de boniato.

“Fomentar el consumo de estos dulces artesanos no solo une a las familias, sino que también fortalece el comercio local y da visibilidad al esfuerzo de nuestros panaderos y pasteleros, auténticos guardianes de esta tradición”, añadió Rausell.

Estas fiestas, los valencianos pueden elegir entre dos tradiciones: la Casca de Reyes, un dulce histórico que simboliza la herencia cultural, y el Roscón de Reyes, un clásico que reúne a las familias en la mesa. Sea cual sea la elección, ambas opciones son un reflejo de la rica tradición gastronómica de la Comunitat Valenciana.