La música ha puesto una vez más el colofón a un Feminario que se consolida como una de las señas de identidad de la Diputación de València, una corporación feminista que hace una década apostó por recorrer el “camino compartido” hacia la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
A la celebración se sumaron Isabel García y Eli García, antecesoras de la vicepresidenta Natàlia Enguix como diputadas de Igualdad e impulsoras junto a la propia Enguix de “una delegación que diez años después mantiene la voluntad política de seguir avanzando”.
En palabras de Enguix, “no resultó fácil transformar las políticas públicas desde una mirada feminista, justa y humana, pero gracias a la determinación de las anteriores diputadas y de los presidentes que han estado estos años al frente de la institución hemos conseguido impulsar los planes de igualdad en los municipios; crear una Red de ayuntamientos y mancomunidades contra la Violencia de Género que alcanza a más del 90% de la provincia; visibilizar a la mujer rural; y organizar certámenes y foros como el Feminario para abordar los nuevos retos del movimiento feminista”.
‘La mujer que mueve el mundo con sus sueños’
‘La mujer que mueve el mundo con sus manos no descansa ni tiene calendario’, cantaba la valenciana Sole Giménez con el acompañamiento del piano en el escenario del centro cultural la Petxina.
Y eso es lo que ha hecho estos años el área de Igualdad de la Diputación, “un trabajo incansable para implantar unas políticas que para algunos suponían una imposición”, recuerda Natàlia Enguix, quien señala que la Igualdad “se aprende ejerciéndola, como hacen hoy los alcaldes, alcaldesas, concejalas y técnicas de cada ayuntamiento”.
Como ejemplo, la vicepresidenta ha puesto “la implicación, profesionalidad y sensibilidad de las técnicas de Igualdad que han pasado y siguen en la Diputación, que son el motor, muchas veces silencioso, que ha permitido avanzar cada paso y alcanzar cada logro”. Tampoco se olvida de “las asociaciones de mujeres a las que la Diputación decidió abrir la puerta y que colaboráis con nosotras compartiendo vuestra capacidad de reflexión y trabajo”.
Contra el ‘fárrago’ queer
El octavo Feminario ha viajado al origen del feminismo para entender los retos actuales y afrontar de la mejor manera un futuro marcado por amenazas como la prostitución, los vientres de alquiler, la violencia sexual, la polarización del populismo en las redes sociales que desestabiliza la agenda feminista y el discurso queer, rechazado de forma unánime por las ponentes.
Si en la jornada matinal fue la escritora Rosa Cobo la que calificó el queer como “un suflé que está bajando y perdiendo fuerza, que nunca ha sido un movimiento feminista”, ya por la tarde fue la filósofa y teórica feminista Luisa Posada la que habló de “fárrago que no puede distraernos de una agenda feminista repleta de temas pendientes”.
Luisa Posada regresó a los años noventa para situar el nacimiento de la teoría queer que se ha convertido “en el principal cuestionamiento de la mujer como sujeto político del feminismo.
«No dejarse distraer por esas modas»
La filósofa no comulga con las teorías post feministas surgidas a raíz de la obra ‘El género en disputa’ de Judith Butler, la estadounidense que propuso que toda identidad es normativa y excluyente y la aplicó a la mujer. “El resultado ha sido una coalición de posiciones confusas que defienden que el sexo no es algo naturalmente dado sino construido culturalmente, y que se pueden tener tantas identidades sexuales y de género como se desee”.
Por eso es importante, como propone la doctora en Derecho Tasia Aránguez, “no dejarse distraer por esas modas que tratan de imponer hombres que se sientan frente a un cartel que pone ‘nosotras’”. “El movimiento feminista sigue luchando por la emancipación de la mujer porque sigue existiendo el patriarcado, de la misma forma que el movimiento obrero ha luchado desde su aparición por los derechos de los trabajadores. La mujer es el único sujeto político posible del feminismo, y eso debemos tenerlo muy claro”.
La voz tranquila del feminismo
¿Es el feminismo un muro de contención frente al odio y el totalitarismo? El sugerente título de la mesa moderada por la periodista Isabel Olmos no defraudó en la apertura vespertina del Feminario, con la filósofa hispanoargentina Alicia Puleo, la cineasta y escritora Letizia Dolera y María Martín Barranco, especialista en lenguaje inclusivo, como protagonistas.
Fue precisamente María Martín quien consideró que para combatir el ruido de esos totalitarismos “no podemos hacerlo con más ruido”, y propuso “desmarcarnos de esos debates e ideas que nos imponen para proponer la voz tranquila del feminismo, que hoy es el único movimiento activo contra el totalitarismo y por eso es atacado para silenciarlo”.
“Debemos mantener la calma y nuestras herramientas tradicionales frente a la perversión del lenguaje para cambiar los conceptos feministas y debilitar nuestra conciencia”, añade Martín Barranco.
Por su parte, Alicia Puleo reforzó esa idea de tener paciencia frente a los discursos que tratan de erosionar la lucha feminista de los últimos tres siglos: “contra algo tan antiguo y enraizado como el patriarcado, los resultados no son tan rápidos como nos gustaría, pero es muy importante seguir avanzando y no abandonar esa lucha para consolidar los resultados”.
‘Morder la manzana: la revolución será feminista o no será’
Esa fue la actitud de la cineasta Letizia Dolera, autora del libro ‘Morder la manzana: la revolución será feminista o no será’, quien se negó a dar por perdida la batalla por abolir la prostitución, pese a las noticias que desaniman para insistir en el intento. “Las noticias que cada día salen en los medios son desalentadoras, y también que se invierta tres veces más de lo que ha costado una película como ‘Anora’, que blanquea la prostitución, en difundir su mensaje, pero hay que seguir”.
En opinión de Dolera, “vivimos en el mundo de la emoción y la recompensa rápida, donde un adulto con inquietudes culturales y sociales consume cinco horas de móvil al día y la mitad de los jóvenes entre siete y diez horas, frente a un pensamiento crítico como el feminista que necesita reflexión y lectura”. Por más obstáculos que encuentre el feminismo, la conclusión de Sole Giménez en la Diputación de Valencia invita a la esperanza: “el mundo lo movemos cada día muchísimas mujeres que hacen tanto por los demás y tan poco por ellas”.