El barrio de La Petxina es conocido en Valencia por su complejo deportivo y por el paseo que lleva su mismo nombre. No obstante, esta barriada situada entre Arrancapins y Campanar tiene algunos encantos que vamos a recorrer y descubrir de la mano de Héctor González.

En esta nueva edición de ‘Curioseando Valencia’, el periodista aconseja empezar desde el centro del barrio: la calle Juan Llorens. En el primer tramo se encuentra el colegio Teodoro Llorente, un histórico centro escolar donde destacan los curiosos bancos pintados de confeti que hay junto a su puerta.

En esta parte del barrio se ven muchas terrazas, algunas de ellas han sido todo un referente de la noche valenciana como Akuarela o Carioca. Además, aquí también nace la calle Villanueva y Gascón dedicada a un antiguo vecino que cedió parte de sus tierras para construir el barrio.

El reputado periodista recomienda seguir el trayecto por la calle Calixto III. De este tramo, el redactor describe una sensación agridulce. Esto se debe a la multitud de locales cerrados pero con cierta armonía de colores en sus persianas bajadas.

González recomienda seguir el trayecto por la casi legendaria tienda de juguetes Moñacos y el pub Cayo Largo, llamativo por sus sillas rojo chillón en la calle. De este transcurso, el periodista hace alusión a una guardería y a una academia de baile contigua por sus curiosos nombres: Chiquilín y Muévete, dos espacios por los que han pasado numerosos vecinos de La Petxina.

LA VISIONARIA FINCA DE LA CALLE SANTA MARÍA MICAELA

Continuando el paseo, se llega hasta la plaza de Santa María Micaela donde se ubican las oficinas del SEPE, Labora y la Seguridad Social. Allí puede verse un macroedificio que llega hasta la avenida Pérez Galdós y mirado con perspectiva parece un camión siendo todo un emblema del barrio.

Esta construcción posee un enorme pórtico que choca de bruces con la calle Martín El Humano. Fue creado por el arquitecto Santiago Artal, quien realizó el edificio en mitad del siglo XX con conceptos muy actuales como la incorporación de dúplex, galerías o corredores exteriores, unos elementos novedosos para la época.

Edificio de Santa María Micaela.

LA IGLESIA DE SAN PEDRO, A MENOS DE 200 METROS DE 4 TEMPLOS

De nuevo en la calle Juan Llorens, el periodista aconseja ir hacia el centro de especialidades, dirección al cauce del río. Este se encuentra rodeado de otros locales dedicados al mundo de la salud dejando una curiosa estampa de esta manzana.

Al otro lado del recinto sanitario se encuentra la iglesia de San Pedro Pascual. Situada en la calle Mestre Guerrero, es uno de los cuatro templos del barrio junto al de San José de la Montaña; el de San Antonio de Padua; y la iglesia Evangélica Bautista de la calle Quart.

Tras la visita a este santuario, el reputado periodista aconseja seguir por la calle Teruel, la prolongación de Juan Llorens. De esta vía destaca el color de las fachada y la imagen de un taller de reparación de automóvil y sus distintivos colores rojiblancos.

INCURSIÓN POR EL CONOCIDO PASEO DE LA PETXINA

Una vez terminada esta calle se llega al Jardín del Turia. En esta alameda se encuentran la sede del Valencia Club Atletismo, el túnel de vehículos y el rastro del antiguo río.

El Barrio de La Petxina, mucho más que su paseo y su complejo deportivo
Vista de la pista de atletismo del Jardín del Turia desde el Paseo de La Petxina. / GIACOMO CALLAIOLI (FLICKR)

De hecho, el Jardín del Turia comparte instalaciones deportivas y terreno con el Paseo de La Petxina. Como curiosidad, por este lugar González destaca la presencia de gaiteros los domingos.

EL COMPLEJO DEPORTIVO PETXINA, UN EMBLEMA DEL BARRIO

Tras pasar por este enclave, el redactor recomienda caminar dirección al complejo deportivo Petxina. De este centro de deportes destacan sus piscinas, el rocódromo, los auditorios, la residencia y la sala de ajedrez.

Complejo Deportivo y Cultural La Petxina.

Este espacio repleto de vida fue un matadero de animales en el pasado construyéndose entre 1898 y 1902 bajo la dirección del arquitecto Luis Ferreres. El uso continuado hasta 1969 conllevó reformas y adiciones que no han conseguido ocultar la fuerza de la ordenación original. Su posterior abandono durante décadas derivó en estado de ruina hasta que volvió reconvertido en espacio deportivo a principios del nuevo siglo.