El aparcamiento inteligente llega a las calles de Valencia

El Ayuntamiento de Valencia ha presentado el proyecto smart city. Se trata de una iniciativa que convertirá en inteligentes un total de 1.060 plazas de aparcamiento. Estos nuevos espacios para los vehículos permitirán su geolocalización y conocer así su disponibilidad en tiempo real.

Este proyecto piloto está gestionado por la Oficina Ciutat Intel·ligent. Para su funcionamiento se instalarán unos sensores en 695 plazas para personas con movilidad reducida; 329 en carga y descarga; y 36 en plazas de taxi.

Además, a lo largo del verano se instalaron sensores en 65 plazas repartidas por toda la ciudad. El objetivo era a poder iniciar todas las pruebas técnicas imprescindibles. No obstante, la puesta en marcha completa del sistema de aparcamiento inteligente está prevista para el primer trimestre de 2021.

El concejal de Agenda Digital, Pere Fuset, ha explicado cómo se sabrá si hay disponibilidad de aparcamiento. Esto podrá consultarse mediante la web «Valencia al minut», el Geoportal o la AppValència.

UBICACIÓN DE LAS PLAZAS

El concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, ha declarado que “la elección de la ubicación de las plazas se ha escogido teniendo en cuenta si las zonas son concurridas por estar cerca de centros sanitarios, mercados, etc”.

Al tratarse de un programa piloto enmarcado en la iniciativa Impulso VLCi, seleccionado por Red.es y financiado con fondos europeos, el contrato se encarga del coste de la instalación y de una garantía concreta, pero el Ayuntamiento de València está obligado a mantenerla y ampliarla posteriormente, lo que, en el caso de la sensorización ya está previsto por el servicio de Movilidad.

TECNOLOGÍA DE LOS SENSORES E IMPULSO VLCi

Los sensores que ya han empezado a instalar las empresas adjudicatarias IDOM y Wellness Telecom en las 1.060 plazas totales que van a ser monitorizadas no necesitan ninguna canalización ni cableado, únicamente un agujero en el asfalto en el que se ubicará el sensor que integra la batería —con una durabilidad de cinco años— y la tarjeta de comunicación, y que detectan el vehículo por su campo magnético.

Además, la tecnología de comunicación que se utiliza es la denominada tecnología Narrow Band-IOT (NB-IoT), la primera tecnología centrada en conectar a Internet objetos cotidianos que requieren pequeñas cantidades de datos en períodos de tiempo largos, y con un coste de unos tres euros por tarjeta al año.