Los pescadores de El Palmar confían a la Politécnica de Valencia la transición ecológica de las barcas que usan para moverse por la Albufera. El proyecto sigue desarrollándose pero lo que está claro es que tienen como fin que las barcas sean impulsadas por motores eléctricos.

El reto lo ha lanzado la cofradía de pescadores de El Palmar que preside José Caballer y es la Universitat Politècnica de Valencia, a través del Instituto de Ingeniería Energética, la que está analizando variables como las distancias que recorren los pescadores y las rutas que hacen los barqueros que dan paseos para turistas, ya que las primeras barcas son de entre 6 y 8 metros de eslora y las segundas llegan a los 12. También se ha tenido en cuenta la velocidad, el consumo de gasoil, el viento y la viscosidad del agua.

El alumno Daniel Bejarano ha tomado buena nota de los datos en su trabajo de fin de grado ‘Planificación de la electrificación de la flota de barcas de la Albufera’, que está financiado por la cátedra de Transición Energética Urbana (Fundación Las Naves y UPV).

El coordinador y doctorando David Ribó añade que el problema de ruido desaparecerá. Y mejorará las condiciones laborales de los barqueros. Será positivo para la flora y fauna. Ahora mismo están esperando ayudas del Grupo de Acción Local de Pesca (GALP) o financiación privada para efectuar una prueba piloto en una barca municipal para luego expandirlo en las barcas turísticas. Cabe recordar que en la Albufera hay 1.000 barcas censadas.

Sobre la instalación de la batería, supondría una inversión para los pescadores de 5.000 euros. Y en cuanto a las conexiones, se baraja proponer una zona de recarga en el embarcadero ‘Trilladora de Tocaio’ «o que las baterías de 15 kilos sean extraíbles y que se las lleven a casa para cargarlas por la noche y así evitar robo», añaden Alcáraz y Ribó.

Este proyecto solucionaría los problemas de transición ecológica que ya planteó una barquera, Rosa Marco, en 2009. Esta mujer adaptó una de sus barcas con un motor eléctrico, pero el Ayuntamiento de Valencia no quiso ponerle un punto de recarga que ella se ofreció a pagar.