El estudio sobre localizaciones tropicales y mediterráneas sido realizado por el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV).
El trabajo de investigación ha demostrado que «no es que estos animales no quieran fruta podrida, sino que les gusta mucho más que la sana», ha apuntado Leandro Peña, investigador del CSIC, en un comunicado.
Los investigadores han llevado a cabo diferentes ensayos durante tres campañas. Una mediterránea, en parcelas experimentales del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, y otra tropical, más concretamente en Sao Paulo (Brasil).
La fruta modelo que se utilizó fue la naranja. El resultado fue que la mitad de ellas las infectaban con Penicillum digitatum, también llamado hongo verde, y la otra mitad, que actuaba como control, se dejaba intacta.
Las pruebas duraban entre siete y diez días y mediante cámaras fotográficas con visión nocturna se registró el comportamiento de los animales.
De esa observación, concluyeron que los animales que más se acercaban a la fruta infectada fueron el jabalí y la paca común, en el caso del ambiente tropical, y el conejo en el mediterráneo.
La investigación también pone de manifiesto que los hongos parecen reforzar las interacciones positivas que mantienen muchas plantas de frutos carnosos con algunos vertebrados que, tras ingerir los frutos y sus semillas, liberan estas últimas lejos de las plantas madre y permiten su expansión a nuevos hábitats.
Este trabajo también tiene importantes repercusiones, aseguran las instituciones implicadas, en el estudio de la naturalización de muchas especies cultivadas y especies invasoras al mostrar, por ejemplo, que los hongos podrían estar facilitando la expansión de algunos cítricos domésticos en bosques tropicales de Brasil y Argentina».