La DANA que azotó Valencia a finales de octubre dejó tras de sí un panorama desolador, especialmente para las comunidades más vulnerables, como los migrantes en situación irregular. Entre las voces que emergen de esta tragedia destaca la de Caridad, una migrante afectada que compartió su experiencia de sobrevivir al desastre y la lucha por salir adelante sin papeles ni apoyo institucional.
Caridad, quien trabajaba cuidando a una persona mayor, narró el momento crítico cuando la llegada del agua puso en riesgo su vida y la de la persona que estaba a su cargo. “Lo primero que se me vino a la cabeza fue que yo no sé nadar. Dije: aquí tengo que sobrevivir por mis hijos, por mí y por mi madre, pero también tengo que salvar a la persona que tengo al lado”, relató.
Tras pasar la noche en la vivienda de una vecina, Caridad salió a ver que había ocurrido. Eran las siete de la mañana y, tal y como ella relata, ver destruido el pueblo donde había vivido durante los últimos dos años fue una imagen imposible de olvidar: “No soy española, no soy valenciana, pero te llenas de los momentos que has pasado ahí, y eso te duele”.

Regularización: una luz al final del túnel
A principios de esta semana, el Gobierno español anunció una medida extraordinaria para regularizar a migrantes afectados por desastres naturales, ofreciendo permisos de residencia y trabajo por un año. Aunque la iniciativa es una esperanza para muchos, las incertidumbres en torno al proceso generan ansiedad.
Para Caridad, esta regularización representa una oportunidad crucial para reconstruir su vida: “Acogerme a la regularización sería una buena opción, sería lo más ideal. Pero no sabemos el proceso ante extranjería, qué nos van a pedir, cuáles serán las condiciones”.
Más allá del desastre natural, Caridad destacó las dificultades de ser migrante en estas situaciones. “Eres migrante, estás prácticamente invisibilizado. Tocar puertas en una situación así es muy difícil”, expresó. Su testimonio pone de relieve cómo la falta de redes de apoyo y estatus legal agravan la vulnerabilidad frente a catástrofes.









