Foto: Archidiócesis de Valencia

El misionero valenciano Juan Carlos Fuertes cuenta su experiencia de la guerra en el Líbano. Permanece en el lugar para ayudar en lo posible a la gente que lo necesite: “Hemos decidido quedarnos para ayudar en lo posible”. 

Allí Juan Carlos Fuertes, natural de Albalat de la Ribera, es el director del Centro Fratelli, situado cerca de la ciudad de Sidón, la tercera ciudad más grande del Líbano. En este centro, atendido por los maristas y por los hermanos La Salle, atienden y acogen a refugiados sirios. Especialmente se encargan de la educación de los niños para que a través de la educación tengan un futuro mejor. 

El lugar en el que se encuentra, según explica el valenciano, “es seguro aunque es verdad que algunas noches hemos escuchado los bombardeos”. De hecho cuenta que ha habido días en que los escuchaban cada cinco minutos: “es terrible”. “Nuestra misión es estar al lado de aquellos más vulnerables y entendemos que esta situación es una situación de vulnerabilidad. Entonces sabemos que este es nuestro sitio y hemos venido para echar una mano y para eso estamos aquí”, reitera el valenciano. 

El religioso comenta que las familias con las que tienen relación “ya tienen experiencia de haber huido de una guerra y lo viven con incertidumbre”. “Algunas nos decían, mira, ahora los bombardeos se acercan hasta aquí. Nosotros hemos huido de nuestros pueblos y ahora dónde tenemos que ir. Mucha incertidumbre. Otros lo viven con inquietud. Por ejemplo, unos padres nos decían que nosotros estamos acostumbrados a esto pero cuando escuchamos a nuestros niños llorar o tener miedo se nos hace difícil. Otros lo viven con mucha resignación. Pero me sorprende que la mayoría de ellos lo viven con una serenidad increíble. Tanto los que han huido como los que acogen lo viven con una serenidad increíble”, relata.