Condenan a 22 años de prisión al asesino de Conde Altea
Alberto, el asesino de la calle Conde Altea en el juicio

Esta semana ha comenzado en Valencia el juicio contra Alberto L.H., el asesino del ático de la calle Conde Altea que mató con 30 cuchilladas y varios golpes a su novia, Cristina B.M., en la mañana del 3 de diciembre de 2021.

En la primera sesión del juicio, que se extenderá hasta el 29 de mayo con jurado popular, la Fiscalía ha solicitado 25 años de cárcel para el acusado, la misma pena que pide la acusación particular pero con la agravante de género.

Señalan que fue «un ensañamiento de libro». Alberto causó 60 heridas en la víctima en un ataque que responsables de los cuerpos de seguridad que presenciaron la escena del crimen han calificado como «brutal, largo y continuado».

El abogado del acusado ha admitido que Alberto mató a su novia, con la que mantenía una relación de tres meses, por «un trastorno mental transitorio». Este tenía la paranoia de que le iba a dejar por no ser «demasiado bueno para ella».

El letrado ha solicitado 10 años de cárcel con atenuantes de obcecación y confesión. Además, ha expuesto que el acusado, también abogado y profesor universitario de Derecho, se siente muy arrepentido y «solo quiere que se haga justicia».

«LA VÍCTIMA FUE CONSCIENTE DE QUE LA ESTABAN MATANDO»

Los hechos se remontan al diciembre de 2021. Cristina se encontraba dormitando en el dormitorio principal de la casa de Alberto bajo los efectos de un tranquilizante, medicación que tomaba desde el fallecimiento de su padre. Sobre las 03:00 horas, él cogió una piedra grande que tenía en la casa, regresó al cuarto y la golpeó con fuerza en la cabeza y en la cara.

Según los informes de la autopsia, Cristina sobrevivió a los golpes. «Fue un ataque que no duró segundos y la víctima fue consciente de que la estaban matando. Sobrevivió sin ningún género de dudas a la pedrada en la cabeza que recibió mientras dormía, y es entonces cuando se pone a la defensiva porque pone los brazos y la mano donde recibe cuchilladas», han relatado los investigadores.

Posteriormente, Alberto abandonó el dormitorio para dirigirse a la cocina donde cogió tres cuchillos, uno de ellos de 20 centímetros, y unas tijeras. Al regresar a la habitación continuó con el ensañamiento y empezó a acuchillarla clavando 15 centímetros de un arma en la cabeza aunque esto tampoco la mató. Finalmente, cogió el cinturón de un batín que había colgado detrás de la puerta de la habitación y estranguló a la joven. Los agentes han resaltado que «la víctima no tuvo posibilidad de escapar».

Tal y como ha revelado la autopsia, Cristina falleció a causa de las hemorragias y por la asfixia provocada por el cinturón. Alberto, por su parte, no dio positivo en alcohol ni drogas cuando cometió el asesinato.

«AGOBIADA Y ANGUSTIADA» POR LA RELACIÓN

Tras el asesinato, Alberto se duchó, se puso el pantalón del pijama y se precipitó por la terraza del patio interior. Su abogado ha señalado que se encontraba muy arrepentido y trató de suicidarse por ello. No obstante, el acusado aterrizó en el tejado del almacén de un restaurante e hizo creer a los agentes que había entrado a robar en un piso.

A la mañana siguiente, la hermana de Cristina fue quien hizo saltar las alarmas desde Madrid. Durante el juicio ha declarado que al principio de la relación veía a Cristina «contenta» pero que empezó a «agobiarse» al ver que no estaba enamorada y en solo tres meses de relación él ya hablaba de matrimonio. «Necesitaba tiempo y espacio», ha matizado.

Esta versión también la ha respaldado un compañero de trabajo al explicar que veía a Cristina «nerviosa y angustiada». Al parecer, Alberto se había enterado de que había una vacante en la inmobiliaria en la que trabajaba su novia y estaba empeñado en trabajar con ella, hecho que a la víctima le agobiaba.

Además, la asistenta que trabajaba en casa de Cristina ha coincidido en el nerviosismo de la joven. Esta ha añadido que la víctima estaba muy agobiada y quería darse un tiempo.

BÚSQUEDA DE INFORMACIÓN SOBRE UN VENENO MORTAL

El 4 de diciembre, al no tener noticias de Cristina, su hermana geolocalizó el móvil en casa de Alberto. Contactaron con la familia de él y se desplazaron hasta el ático el padre y hermano del acusado junto a la madre de Cristina y un primo de la familia. Al entrar en la vivienda vieron la sangre y encontraron el cuerpo sin vida de la joven en la habitación.

Durante la investigación, la Policía Nacional tuvo acceso a varios dispositivos electrónicos, entre ellos el móvil del asesino. En su declaración, la jefa del Grupo de Homicidios ha resaltado dos búsquedas llamativas. Una de ellas estaba relacionada con la estricnina, un veneno que puede provocar la muerte, y otra sobre dónde comprar bridas. A ello se sumaron consultas a webs sobre somníferos e incluso a qué velocidad se debe ir en el coche para fallecer.