El Ayuntamiento de Valencia ya tiene listos todos los recursos para poner en marcha la operación frío 2022-2023. El consistorio invierte más de dos millones de euros cada año en esta iniciativa para proteger a los más necesitados. Con ella se pone a disposición de sintechos un total de 673 plazas de alojamiento, de las cuales 60 son plazas extra que se activan mientras está en marcha la operación.
Tal como ha explicado la concejala de Servicios Sociales, Isabel Lozano, Valencia «sigue ofreciendo una cifra récord de plazas y recursos públicos». El anuncio del plan ha llegado tras el fallecimiento de un mendigo por la brusca bajada de temperaturas este fin de semana.
Como es habitual cada año, el dispositivo se activará el próximo 1 de diciembre. Sin embargo, la concejala ha recordado que «se puede activar antes». También puede prolongarse después del plazo previsto de conclusión, el próximo 1 de marzo. Todo dependerá de las necesidades climatológicas como de otras circunstancias de emergencia social.
La operación frío dará respuesta a todas las personas que necesiten alojamiento nocturno. Asimismo, facilitará ropa de abrigo y bebidas calientes a aquellos ciudadanos sin hogar que no quieran acudir a los albergues.
Lozano ha recordado que el Centro municipal de Atención a Emergencias Sociales (CAES), ubicado en la calle Santa Cruz de Tenerife, es un centro «flexible» y «admite mascotas». Este recurso, que permanecerá abierto durante toda la operación frío, cuenta con un presupuesto municipal de 101.000 euros. Con él también se ofrece ropa y elementos de cuidado personal, así como varias comidas al día. Además, cuentan con la opción de lavar su ropa y un servicio de ducha y aseo personal.
Establecer relación con las personas atendidas
Además de la asistencia material, los albergues dan también la oportunidad a los equipos técnicos de la Concejalía de Servicios Sociales y de las entidades sociales colaboradoras, de establecer contacto y relación con estas personas para poder ayudarlas más allá del momento de urgencia.
«Estas atenciones nos dan la ocasión de iniciar una conexión más estrecha con estas personas que viven en las calles», ha explicado la concejala. Del mismo modo, sirve para poder derivarlas a procesos de inserción y formación. El fin último de todo ello es conseguir su inclusión social.