Buñol se ha transformado para celebrar la tradicional Tomatina que ha empezado alrededor de las once de la mañana. Los camiones se han abierto camino entre más de 20.000 personas que estaban en las calles del municipio dispuestas a participar en la batalla del tomate. Los asistentes han estado protegidos con chubasqueros, gafas de buceo, ropa vieja y unos innovadores zapatos acuáticos. Calculan que se han lazado 145.000 kilos de tomate por las calles de San Luis, el Cid, la plaza Layana y la del Pueblo.
Los momentos previos, siguiendo la tradición, una cucaña entretenía al público que tenía que escalar un palo de 2 metros que resbala al estar lleno de jabón, nadie ha conseguido el jamón que estaba en lo más alto.
Como todos los años, participan muchos valencianos pero con un alto porcentaje de extranjeros. Desde hace años el Ayuntamiento de Buñol ha incrementado la inversión en seguridad y desde que limitasen el aforo, la Tomatina está mucho más controlada y se disfruta más. Hay un aforo de 22.000 personas y en torno a 400 efectivos trabajan para asegurar el bienestar de los participantes. Todo controlado con un dispositivo con agentes de Protección Civil, Policía Local, Guardia Civil, seguridad privada y voluntarios. Aunque no ha sido necesario, estaban preparadas ocho ambulancias y sus respectivos sanitarios.