Viajar a una capital europea o alojarse en un hotel de playa masificado por turistas ya no se lleva. Ahora la moda es la exclusividad y la personalización, o al menos así lo piensa la generación más viajera de la historia: los millennials. Los jóvenes nacidos entre el 82 y el 95 ya no se conforman con lo de siempre, su forma de recorrer el mundo ha cambiado y la industria turística lo sabe: es adaptarse o morir.
El turismo experiencial es la clave del futuro de los viajes. Ahora ya no basta con visitar una ciudad o bañarse en una playa mediterránea, los millennials buscan el ocio y todo aquello que convierta el viaje en una experiencia única e inolvidable.
Los hoteles cada vez son más innovadores. Los hay que ofrecen «Instagram Butler«, es decir, un mayordomo para sacar fotos durante la estancia y así presumir del mejor perfil en las redes sociales, mientras otros disponen de videoconsolas en las habitaciones para los amantes de los videojuegos. Pero esto no es lo único que cambia, también lo hace la forma de volar. El low-cost ya no es el protagonista, ahora se buscan vuelos con comida bio y paquetes de series con los que pasar el rato.
Otra cuestión que evoluciona es la forma de preparar el viaje. Los jóvenes aseguran que las redes sociales son determinantes para decidir los destinos y acuden a la tecnología móvil para organizar su itinerario. Una serie de factores que ha obligado al sector a apostar por la digitalización del turismo.
Parece que ese motor económico seguirá en auge y es que ahora la Comunitat Valenciana apuesta por un turismo de calidad y no de cantidad. Además, gracias a que los millennials se mueven todo el año y no solo en verano la desestacionalización ha conseguido ser una realidad que ayudará a Valencia a estar en el mapa de destinos internacionales.