En apenas cinco años, España ha vivido una sucesión de episodios extremos que han marcado la memoria colectiva: desde la pandemia mundial de 2020, pasando por la histórica nevada de Filomena en 2021, hasta la devastadora DANA que el pasado 29 de octubre dejó más de 200 víctimas mortales en Valencia y el reciente gran apagón nacional del que se cumplen dos semanas.
Ante este contexto de fenómenos inesperados, surge una inquietud entre la población y es qué será lo próximo que nos depare. Por ejemplo, ¿podría Valencia enfrentarse a un tsunami? Esta misma pregunta se ha planteado a ChatGPT.
La popular red de inteligencia artificial ha ofrecido una respuesta basada en datos científicos y registros históricos. Según explica, aunque los tsunamis suelen asociarse a zonas del Pacífico o el sudeste asiático, el Mediterráneo también ha registrado episodios de este tipo a lo largo de su historia.
Por ello, ChatGPT lo tiene claro: «Valencia, por su posición en la costa este de la península ibérica, frente al mar Mediterráneo, no es especialmente propensa a grandes tsunamis pero técnicamente sí podría experimentar uno, aunque de menor intensidad en comparación con otras zonas más expuestas a placas tectónicas activas».
El Mediterráneo, una región sísmicamente activa
A diferencia de lo que muchos piensan, el fondo marino del Mediterráneo está surcado por fallas tectónicas capaces de generar terremotos y, en consecuencia, tsunamis. Especialmente relevantes para la cuenca occidental —la más próxima a la Comunidad Valenciana— son la Falla de Alborán, entre la costa andaluza y Marruecos, y otras estructuras menores frente a la costa levantina.
De hecho, el terremoto de Lisboa de 1755, donde murieron entre 60.000 y 100.000 personas, provocó un gran tsunami que alcanzó la costa atlántica y tuvo repercusiones en el Mediterráneo. En Cataluña se dice que posiblemente fue dicho terremoto lo que abrió una grieta cercana a Montserrat de la que brotó agua termal, formándose el balneario de la Puda en Barcelona.
Aunque en 1755 no había formas científicas para medir los terremotos como se realiza hoy en día, los sismólogos estiman que el movimiento sísmico pudo ser de entre 8,3 y 9 en la escala de Richter, una potencia tal que dio forma al tsunami. En años más recientes no se han alcanzado estas cifras aunque en 2016 el Mar de Alborán registró hasta 6,3 grados.
En cuanto a cuáles serían las zonas más perjudicadas de Valencia, la capital del Turia cuenta con una línea de costa extensa y muy urbanizada, especialmente en barrios como El Cabanyal, Malvarrosa, Nazaret o Pinedo, situados a baja altitud. Una ola de solo dos o tres metros podría penetrar varios cientos de metros tierra adentro, provocando inundaciones, daños materiales y afectando a infraestructuras clave como el Puerto de Valencia, la red de metro o las instalaciones eléctricas.
¿Está preparada Valencia para un tsunami?
Actualmente, Valencia no cuenta con un sistema específico de alerta temprana para tsunamis. Sí se beneficia de los protocolos europeos de protección civil en caso de seísmo en el Mediterráneo, pero los expertos coinciden en que sería necesario reforzar la prevención local. Medidas como planes de evacuación, señalización en zonas costeras, campañas de información ciudadana y simulacros serían esenciales para minimizar riesgos.
Además, otras soluciones sería la recuperación de dunas y marismas o la construcción de diques protectores en puntos estratégicos del litoral. La baja probabilidad de un tsunami en Valencia no debe ser motivo de inacción. Como ha demostrado la reciente sucesión de episodios extremos, estar preparados es vital para proteger a la población, preservar el entorno y garantizar la resiliencia de la ciudad.