La biotecnología avanza y trabaja en el desarrollo de úteros artificiales controlados por inteligencia artificial, capaces de gestar embriones humanos. Este avance, que se está estudiando en diferentes universidades, centros de investigación y hospitales del mundo, combina tecnología de vanguardia y biomedicina y busca revolucionar la forma en que se aborda la gestación y el cuidado neonatal.

Tecnología China a partir de robots para la gestación

El proyecto, llevado a cabo por científicos chinos, implica la creación de un entorno de incubación que imita las condiciones del útero materno. Estos úteros artificiales están diseñados para proporcionar un ambiente óptimo para el desarrollo de embriones, controlando variables críticas como la temperatura, la humedad y el suministro de nutrientes. La inteligencia artificial juega un papel crucial, supervisando el crecimiento y desarrollo de los embriones, y ajustando automáticamente las condiciones para asegurar un desarrollo saludable. Esta tecnología requeriría de un robot «madre» que, tal y como explican en el artículo publicado en «Journal of Biomedical Engineering», podría estar ya funcionando con ratones-

Entre los beneficios potenciales de esta tecnología se encuentra la posibilidad de reducir las complicaciones asociadas con el embarazo y el parto, así como proporcionar una solución para parejas que enfrentan problemas de infertilidad. Además, esta innovación podría ofrecer una alternativa viable para la gestación de bebés prematuros, mejorando sus tasas de supervivencia y desarrollo, especialmente en países como España donde la natalidad se encuentra bajo mínimos.

Úteros artificiales ya probados en Filadelfia

Y mientras avance el estudio de los «robots gestantes» en China, en Estados Unidos, concretamente en el Hospital Infantil de Filadelfia se ha producido un avance revolucionario en el campo de la medicina neonatal con el primer ensayo clínico de un útero artificial. Este dispositivo innovador está diseñado para mejorar las posibilidades de supervivencia y desarrollo de bebés extremadamente prematuros, nacidos entre las 22 y 24 semanas de gestación.

El útero artificial, desarrollado tras años de investigación, emula el ambiente intrauterino, proporcionando un entorno similar al vientre materno donde el feto puede continuar su desarrollo crítico. El sistema incluye un fluido amniótico sintético que permite la respiración y el intercambio de nutrientes, y está conectado a un cordón umbilical artificial que suministra sangre oxigenada y elimina los desechos. El ensayo clínico en humanos, que podría comenzar en este mismo año, busca validar la eficacia y seguridad del dispositivo, ofreciendo una esperanza significativa para reducir la mortalidad y las complicaciones asociadas con el nacimiento prematuro extremo.

El sistema ya ha sido probado con más de 300 corderos prematuros. Estos corderos lograron continuar vivos y desarrollar sus órganos vitales, especialmente los más complejos como son los pulmones o cerebro de igual manera que si se hubiesen desarrollado en el vientre materno.

El desarrollo del útero artificial representa un hito en la tecnología médica, con potencial para transformar los cuidados neonatales y mejorar los resultados de salud para los recién nacidos prematuros. Si los ensayos son exitosos, este avance podría establecer un nuevo estándar en el tratamiento de la prematuridad extrema, permitiendo a los médicos prolongar el desarrollo intrauterino fuera del cuerpo de la madre y ofrecer una segunda oportunidad para los bebés nacidos demasiado pronto.

Discusiones éticas y legales

Sin embargo, este avance no está exento de controversias. Las implicaciones éticas y legales de la gestación en úteros artificiales son vastas y complejas. Surgen preguntas sobre los derechos de los embriones gestados en estos entornos y las consecuencias sociales de una posible deshumanización del proceso reproductivo. Además, el uso de inteligencia artificial en la gestión de vidas humanas plantea preocupaciones sobre la supervisión y el control ético de esta tecnología.

En el contexto español, la legislación actual sobre reproducción asistida y biotecnología requeriría una revisión significativa para acomodar el uso de úteros artificiales. Sería necesario un marco regulatorio claro que aborde tanto los aspectos éticos como legales, garantizando siempre el bienestar de los futuros bebés y sus familias.