La joven de 29 años, Marlene Engelhorn, renuncia a una herencia de 4.000 millones de euros. Es descendiente de uno de los fundadores de una de las compañías químicas más importantes del planeta, BASF. Empresa que obtiene beneficios como mínimo de 60.000 millones de euros.
Marlene estudia Lengua y Literatura Alemanas en Viena, asegura que “no quiero ser tan rica”. Renuncia a una herencia con un valor de 4.200 millones de euros. Se considera una luchadora por una distribución mayor de la riqueza. Fundó AG Steuersrechtigkeit, un movimiento que lucha por la justicia fiscal en Alemania, defienden que los ricos más paguen en impuestos.
La abuela de la joven, Traudl, está en el puesto 687 de las personas más ricas del mundo que realiza la revista Forbes. Según información publicada por el diario ABC, su idea era que su nieta heredase toda la fortuna de la compañía química.
En algunas entrevistas ha destacado los problemas de gestionar este patrimonio, tendría que invertir, apostar y cuidar que ese dinero no se devalué. Esto conlleva tensiones y esfuerzos. Señala que así no podía ser feliz, asegura que su familia creció a costa del trabajo de muchos otros que no fueron tan afortunados.