Las playas de Almardà, Corinto y Malvarrosa, en el litoral norte de Sagunto, enfrentan una grave situación de erosión y desprotección que amenaza su estabilidad ambiental, económica y social. Según Amparo Peris, presidenta de la Asociación Vecinal de estas zonas, esta problemática se deriva de una combinación de factores que han afectado su capacidad natural para regenerarse.
La erosión en estas playas no es un fenómeno reciente. En una entrevista realizada en Informativos ESAP, Peris explica que el deterioro ha sido un proceso gradual, acelerado por la construcción de espigones y puertos en zonas cercanas, como Almenara. Estas infraestructuras han interrumpido el flujo natural de sedimentos que nutrían y protegían las costas. Además, materiales como gravas y arenas, que conformaban el cordón dunar, fueron extraídos de estas playas para reforzar otras zonas, un acto que describe como «desvestir un santo para vestir otro».
El impacto es evidente. «Lo que eran playas de arena fina se han transformado en piedras», lamenta Peris. Además, los cordones dunares, fundamentales para proteger el ecosistema y las viviendas cercanas de temporales, han desaparecido casi por completo, dejando al litoral expuesto a futuros embates del mar.
Un proyecto de regeneración de playas en pausa
Desde junio de 2023, las playas cuentan con un proyecto de regeneración aprobado por el Ministerio de Transición Ecológica. Este plan contempla la extracción de arena de un banco en Cullera y su traslado a Almardà, Corinto y Malvarrosa. Los fondos necesarios para ejecutar la obra están garantizados por el programa Next Generation de la Unión Europea, pero su uso depende de que las acciones se lleven a cabo antes de 2025.
Pese a ello, el proyecto sigue estancado. Según Peris, el Ministerio ha dado largas al proceso, a pesar de que todas las autorizaciones necesarias ya han sido remitidas por la Generalitat Valenciana. «Necesitamos que se actúe ya; el tiempo corre, y si no se ejecuta en 2025, perderemos los fondos», advierte.
Riesgo inminente y necesidades urgentes
La falta de acción no solo pone en peligro el futuro de estas playas, sino también la seguridad de los residentes. Peris destaca que los temporales recientes, como el provocado por la DANA, han causado daños moderados, pero la situación actual podría derivar en desastres mayores. Además, la región carece de infraestructuras adecuadas, como tanques de tormenta y colectores de pluviales, para prevenir inundaciones durante lluvias intensas.
«Cada vez más personas residen aquí todo el año. No se trata de proteger segundas residencias, sino viviendas habituales«, señala Peris, subrayando la necesidad de medidas que aseguren un entorno seguro para los habitantes.
Medidas propuestas y la movilización vecinal
Desde la asociación vecinal se insiste en la importancia de implementar soluciones sostenibles. Entre las propuestas figuran la creación de diques exentos o arrecifes que frenen el oleaje sin alterar el ecosistema, así como la construcción de colectores de pluviales para gestionar el agua de lluvia.
La comunidad ha llevado su voz hasta Madrid y ha participado en plataformas como ‘Somos Mediterránea’, que agrupa a diversas zonas afectadas por problemas similares. «Seguiremos movilizándonos hasta que se ejecuten las soluciones necesarias», afirma Peris.
«Sabemos lo que nos puede pasar si no se actúa. Tenemos las herramientas y los recursos; solo falta voluntad para llevarlo a cabo», concluye la responsable de la asociación. El futuro de Almardà, Corinto y Malvarrosa depende de decisiones que deben tomarse de forma inminente. Si no se actúa, estas playas, que alguna vez fueron «un pequeño paraíso», podrían enfrentarse a un deterioro irreversible, con consecuencias devastadoras para su comunidad y ecosistema.