En los últimos años la industria de la moda ha experimentado una transformación sísmica impulsada por la revolución digital. Lo que alguna vez fue un reino dominado por las »top models» ha evolucionado hacia un panorama en el que las »influencers» y las redes sociales están dictando las tendencias y conquistando las nuevas pasarelas, ahora virtuales. Este cambio radical ha redefinido el mundo social de la moda. Un nuevo tiempo en el que la autenticidad es la clave.

Nombres como Naomi Campbell, Kate Moss y Gisele Bündchen, que alguna vez fueron sinónimo de la moda, han visto su influencia disminuir en los últimos años. La nueva era digital proporciona un espacio para que las nuevas »influencers» florezcan y estos nombres, aún figuras de la moda, poco a poco van desapareciendo. De esta manera hasta los »Ángeles de Victoria Secret» bajaron del cielo.

Así algunas modelos como la valenciana Marta Ortiz o Alba Ferri han aumentado su popularidad en redes, especialmente Instagram. Es en este «nuevo mundo» donde ahora millones de seguidores ávidos de consejos sobre estilo, reseñas de productos y actualizaciones de tendencias buscan ahora estar conectados.

La democratización de la moda

Esta capacidad de conectarse directamente con sus seguidores y la supuesta autenticidad ante la audiencia han convertido a muchas influencers en modelos a seguir en lugar de meras portadoras de ropa de diseño. De esta manera la democratización de la moda ha permitido que personas de todos los tamaños, edades y orígenes culturales se conviertan en referentes de estilo, lo que ha impulsado una mayor diversidad y representación en la industria.

Una demanda que además de digital es social. En este momento, las campañas de marketing ya no se centran únicamente en modelos de pasarela, sino que se expanden a una variedad de voces auténticas que pueden influir en las decisiones de compra, algo que rompe estereotipos y ayuda a acercar la moda al gran público.