(ARTÍCULO DE OPINIÓN DE SERGIO CASTELLOTE MARTÍN). Me dirijo a ti, ciudadano, que observas perplejo el decrépito devenir de la nación, que notas ese hedor despótico que se desprende de Moncloa, que ves como se desmantela el Estado de derecho para el beneficio individual de unos pocos y no te da igual, te duele. A ti, español, te digo que hay esperanza.
Esta semana estamos siendo testigos de como el quebradizo ejecutivo socialista no solo está infestado de corrupción, sino que es incapaz de aprobar absolutamente ninguna ley, excepto la ruin amnistía. Sánchez está solo, no tiene apoyo parlamentario, ya no, los suyos confabulan a sus espaldas deseando sustituirle, el pueblo le desprecia. El vanidoso rey está desnudo y vulnerable frente a todo y todos. Su fragilidad se somete a examen el próximo mes de junio, y debemos evitar que logre hacer de la vulnerabilidad virtud.
En estas elecciones europeas nos jugamos mucho, porque en ellas reside nuestra esperanza de salir de esta espiral autodestructiva en la que ha entrado España de la mano del socialismo, y Sánchez lo sabe. Los españoles hemos sido testigos de aquella infame carta que dejaba en evidencia su actitud cómplice ante la corrupción de su entorno y su posterior ridículo internacional, su viraje al Putinismo político anunciando el inminente asalto al poder judicial y la crisis diplomática con Argentina e Israel son los últimos esperpentos de un Sánchez que ha intentado darnos pena, y efectivamente, da pena. Bien merece, por tanto, que los españoles le respondamos en las urnas, y que toda Europa escuche alto y claro la voz de millones de españoles que sienten verdadero miedo e incertidumbre.
De momento la estrategia parece acertada y es por ello que urge alertar de la importancia de estas elecciones. Sánchez buscaba el victimismo y que mejor victimismo que ser la presa del león, véase Milei, el ultraliberal presidente argentino. La visceralidad que le caracteriza lo convertía en el candidato perfecto para recibir los ataques aparentemente accidentales del gobierno, conscientes de que el león acabaría rugiendo y haciéndoles la campaña electoral más llevadera. Ahora se entiende la función que tiene el zote de Puente en el gobierno.
Esta tragicomedia a la que nos ha sometido el presidente estas últimas semanas solamente pretende movilizar a su apesebrada base electoral, sacarles de la apatía prometiéndoles una suerte de arcadia republicano-socialista feliz sin rey, sin medios críticos, sin justicia independiente y sin derecha que moleste. Sánchez precisa de esa movilización desesperada de la izquierda para vencer contra pronóstico al PP el 9J, legitimar su discurso para echar a andar la legislatura y descabezar a la oposición. Ganar las europeas es su única vía para mantenerse en el poder.
Como contrapartida, nuestra esperanza es asestarle un duro golpe electoral para que su legislatura quede abocada al fracaso, y esto solo será posible si se concentra el voto del centro-derecha, para evitar que quede primero. Soy consciente que este discurso es ya repetitivo y tedioso para algunos, sobretodos los más indignados con el bipartidismo, pero la oposición a Sánchez debe estar por encima de cualquier motivo visceral que nos llame a votar por partidos alternativos, desde el centro-izquierda a la derecha, que sabemos que no van a ganar. Las políticas en Bruselas no van a cambiar por mucho que saquen unos u otros partidos, lo único que va a importar es quien gane, si Sánchez o la democracia. Por lo tanto, conviene, en mi opinión, no dejarse llevar por cantos de sirenas ni debates fútiles cuando está en juego la solidez democrática de nuestro país.
No me causa rubor afirmar que soy una persona de convicciones conservadoras, pero por encima de ello está la democracia y el Estado de derecho; si ello cae, no nos queda nada. Ninguna ideología o idea sobreviviría a la caída enmascarada del sistema de la transición. Es por ello que quien vaya a votar a base a quien le representa mejor y no quien puede lograr la victoria frente al autoritarismo, debe saber que probablemente se arrepienta cuando Sánchez aparezca triunfante la noche electoral ante la enésima división de la derecha. Solo concentrando el voto anti Sánchez en una única candidatura, pueden comenzar a soplar vientos de cambio y evitarse la fatalidad que supondría una victoria socialista, para regocijo del todopoderoso rey desnudo.