El alcalde de Valencia, Joan Ribó ha anunciado en su discurso en el debate del Estado de la Ciudad que la plaza del Ayuntamiento será peatonal, que el Parque Central se abrirá antes de Fallas y la Ley de Capitalidad. Tres propuestas que el primer edil ha aprovechado esta cita que llavaba décadas sin celebrarse, para hacerlas públicas.
Ribó ha dado así un golpe de efecto en su alocución y que ha utilizado para afirmar que la «economía funciona» ya que se ha reducido hasta los 10 días, el pago a proveedores, se ha rebajado la deuda municipal en un 75% y se ha invertido un 80% más que en los últimos tres años.
El primer edil también ha hecho balance de su gestión turística y ha recalcado que no puede haber un crecimiento turístico ilimitado» y hay que avanzar en la diversificación para «no generar problemas» al mismo tiempo que ha apostado por una tasa turística «para financiar la sobrecarga sobre los servicios municipales» y solucionar «los excesos» de los apartamentos turísticos.
Joan Ribó también ha destacado que la plantilla del Ayuntamiento ha crecido y ha defendido el «cambio de rumbo» propiciado por su equipo de gobierno hacia una ciudad de «proyección cultural, festiva y turística» frente al «pasado oscuro» en que se conocía por «una oda al despilfarro y actitudes corruptas».
En el debate la portavoz socialista ha anunciado también un acuerdo con el Instituto Valenciano de Finanzas para impulsar proyectos que generan valor y un nuevo plan de empleo para mayores de 50 años.
Por su parte, los partidos de la oposición han criticado la falta de ejecución presupuestaria, el aumentado de la suciedad, el caos circulatorio, además de reprochar la «inacción», la «gran mentira» de los servicios sociales y su intento de «adoctrinar».
El portavoz del PP, Eusebio Monzó, ha señalado que Ribó se ha convertido en «referente de los contratos a dedo» y de mentir con respecto a los servicios sociales.
El portavoz de Cs, Fernando Giner, ha dicho que ve «desastrosa» la gestión municipal y ha apuntado que «hay un contrato entre partes» para «repartirse sillones», lo que lleva al «desgobierno», además de reprochar la falta de política de vivienda social, enchufismos o la degeneración del Cabanyal.