El Ayuntamiento de Riba-roja de Túria ha presentado un año más su variada oferta turística en el estand de la Comunitat Valenciana durante la Feria Internacional de Turismo (FITUR). Este evento supone una plataforma única para difundir sus atractivos turísticos y culturales, destacando la oferta relacionada con el mundo visigodo, la gastronomía, la accesibilidad y la sostenibilidad.

A pesar de los daños sufridos en el Parque Natural del Túria a causa de la DANA, el Ayuntamiento de Riba-roja de Túria sigue trabajando activamente en iniciativas que pongan en valor el rico patrimonio local y los recursos naturales del municipio.

La gastronomía ha sido una de las grandes protagonistas de la cita. El chef Joan Clement ha realizado un showcooking en el espacio gastronómico del estand valenciano. Durante este evento se ha presentado el ‘Beso Visigodo’, un dulce tradicional que forma parte de la Festa del Dux y la Ruta Gastronómica Visigoda, celebraciones anuales que rememoran los orígenes visigodos del municipio.

¿QUÉ ES EL BESO VISIGODO?

El Beso Visigodo es una coca hecha de harina de almendra, huevo, miel, fruta fresca y escarchada. El postre ha sido rescatado de la cultura visigoda por los hornos de Riba-roja. El objetivo es seguir promocionando este dulce para que los enamorados puedan regalar un detalle original a sus parejas de cara a San Valentín.

Según cuenta la leyenda, cuando el Dux Tebdemir conoció a Teodora quedó totalmente prendado de ella. Sin pensárselo, no dudó en pedir inmediatamente su mano. Este matrimonio simbolizó la unión entre dos culturas que convivían en armonía en la Península. Él era un noble del mundo godo y ella una noble hispano-romana.

El día de la boda, Tebdemir hizo llamar a sus cocineros. Les pidió cocinar algo especial para agasajar a su amada y a sus invitados. Para ello, el cocinero utilizó aquello que más representaba a la novia: la deliciosa almendra. Esta fue mezclada con huevos, trigo y endulzada con fruta fresca y escarchada. En esta época, la fruta escarchada era un elemento muy preciado. Muy pocos disponían de tiempo y recursos para que, en plena maduración de la fruta, poder enmelarla y secarla para consumir en épocas venideras.

Así es como Tebdemir ordenó a sus cocineros que escondieran la fruta dentro la masa para sorprender a sus comensales. Y que, al probar el dulce, todos supieran cómo saben los dulces besos de su amada Teodora.