Con el paso de los años las ciudades cambian y con ellas también lo hacen todas sus infraestructuras. El Puerto de Valencia es una de las instalaciones más antiguas de la ciudad y es que poco queda ya de aquel embarcadero del Grao donde se estableció el campamento de Jaume I en el siglo XIII.

Fue un siglo después cuando una orden prohibió a las embarcaciones descargar en los márgenes del río Turia, única zona de acceso al núcleo urbano de Valencia por medio de la costa, parando obligatoriamente en el embarcadero y emitiendo así un pago destinado a su mantenimiento.

La historia del Puerto de Valencia se dice que comienza en 1483, cuando el rey Fernando El Católico expidió el privilegio que permitía la construcción de un puente de madera en la playa del Grao: el “Pont de Fusta”.

Restos encontrados del Pont de Fusta.

A lo largo del siglo XX se realizan obras de mejora sobre los edificios y almacenes y se continúa con la ampliación de los muelles hasta llegar a la configuración actual, con instalaciones especializadas para cada tipo de mercancía. Dichas ampliaciones, ligadas a la aparición del tráfico de contenedores en los últimos años, permitieron al Puerto de Valencia alcanzar su posición actual de liderazgo entre los puertos comerciales del Mediterráneo.

Después de la riada de 1957, al proyectarse el traslado del cauce del río Turia unos kilómetros más al sur que el antiguo, se pensó en la posibilidad de construir un dique (el Dique del Este) de este modo se aumentaban las posibilidades de construcción de nuevos muelles en la extensa superficie abrigada, libre del peligro de aterramientos.

Esta idea dio lugar a que por una orden del Ministerio de Obras Públicas se ampliara la zona de servicio del puerto hasta el nuevo cauce del río, donde se construyó una plataforma que serviría de base para su expansión.

Vista aérea actual del Puerto de Valencia.

Con la construcción del Nuevo Dique del Este el puerto adquirió su configuración actual en la zona Norte. La construcción de este dique, con arranque a la altura del faro y en dirección norte-sur, supuso una mejora del acceso. Así el Puerto de Valencia iba adquiriendo la forma de gran puerto artificial en el Mediterráneo en el cual los muelles estaban situados perpendiculares a la costa, tal como ocurre en Marsella y Barcelona.

La ampliación norte: la gran obra de 656 millones de euros

La licitación de las obras de construcción del muelle de contenedores de la terminal norte del Puerto de Valencia tendrá un valor estimado de 656,7 millones de euros. Tal y como anunció hace unos meses el ministro, Óscar Puente, se autoriza esta actuación que supone un impulso a la construcción de esta nueva terminal, concebida bajo estrictos criterios de respeto medioambiental y aparejada al objetivo de derivar los tráficos de los contenedores desde la carretera al tren.

Se trata de una terminal que podrá movilizar 5 millones de contenedores, que se añaden a los 7,5 millones de capacidad actual, completamente electrificada con energía de origen 100% renovable, un área de depósito totalmente automático y una terminal ferroviaria adyacente de 6 vías de 1.000 metros de longitud, que será la de mayor tamaño en España.

La actuación responde a los estándares más avanzados a escala internacional en materia de eficiencia, conectividad y sostenibilidad ambiental.

Zona de ubicación de la nueva terminal de contenedores del Puerto de Valencia.

Diseñado bajo un esquema de colaboración público-privada, el proyecto contará con una inversión total de más 1.600 millones de euros. Mediante este contrato, la Autoridad Portuaria de Valencia se encargará de construir la infraestructura básica (dragado, muelle y relleno consolidado), mientras que la compañía TIL, de la naviera MSC, invertirá en la superestructura, instalaciones y material móvil.

Esta obra supone la implementación de una infraestructura del máximo nivel para asegurar la competitividad del Sistema Portuario de titularidad estatal y, por ende, del tejido productivo y del comercio exterior de España. Su ampliación es una inversión estratégica a nivel nacional con una indudable repercusión económica en términos de generación de empleo y riqueza. Además, es una apuesta decidida por la descarbonización y por el ferrocarril como alternativa para el transporte de mercancías.