Tenía 33 años cuando Paula Babiano decidió dar un vuelco a su vida y emprender. La joven empresaria trabajaba entonces para la prestigiosa firma de abogados Cuatrecasas. Sin embargo, el azar o la suerte hizo que esta gaditana afincada en Madrid cambiase de rumbo para dar a su vida un toque más dulce: las tartas.
«Un día fui a una comida con amigos y llevé banoffee de postre (tarta de galleta, dulce de leche, plátano y nata montada) para celebrar un cumpleaños. Al dueño le encantó y me pidió que la hiciese para sus restaurantes«, relata Babiano. Fue así como hace cuatro años nació Balbisiana, una empresa que ha logrado conquistar algunos de los paladares más exquisitos del país.
Bulgari, Carolina Herrera o Moët & Chandon son sólo algunas de las firmas de lujo que ya han contado con Balbisiana para endulzar sus eventos. No obstante, llegar hasta aquí no ha sido un camino fácil. Paula recuerda como tuvo que someterse a una doble vida donde era abogada de día y repostera de noche.
Además, cuando todo parecía que iba viento en popa llegó una nueva amenaza: el coronavirus. Con la hostelería de toda España cerrada, Balbisiana podría haber estado destinada a morir pero el emprendimiento de su líder y un giro en el modelo de negocio la llevó a ser la primera vendedora de tartas a nivel nacional.
Ahora, un año después, la nueva Balbisiana ha llegado a Valencia. Paula se declara una enamorada de la ciudad y es que aquí no solo ha conseguido un buen mercado de clientes, también ha obtenido la ayuda de Juan Roig por medio del programa Lanzadera.
Empecemos por el principio de la historia, ¿Cómo nació Balbisiana?
Yo soy abogada y oposité a Registro de la Propiedad pero siempre me había gustado hacer tartas. Con mi abuelo preparaba un montón de dulces y en mi tiempo libre cocinaba de todo, desde magdalenas hasta bizcochos y diferentes tipos de tartas.
Un día, mientras seguía siendo abogada, fui a una comida con amigos en un restaurante y llevé un banoffee de postre para celebrar un cumpleaños. Al dueño le encantó y me pidió que la hiciese para sus restaurantes. Ahí empecé una especie de doble vida donde era abogada durante el día y repostera de madrugada.
En una familia de abogados su decisión llamaría la atención.
Sí, no es que les hiciese mucha gracia, yo creo que dijeron «dónde va esta niña». Mis padres son abogados y al principio no lo asumieron, les costó asimilarlo pero ahora mismo están encantados.
¿Cómo recuerdas esos primeros meses de Balbisiana?
No te voy a mentir, fueron muy duros. Entonces yo tenía pocos ahorros, sólo llevaba cuatro años trabajando y tuve que hacer de todo. Di clases particulares de inglés, trabajé como freelance y llegué a alquilar mi casa y a dormir en los cuartos de invitados de mis amigas para ahorrar un poco. Así estuve un tiempo hasta que Balbisiana empezó a hacer algo más de caja y pudo despegar.
¿Hubo algún punto que pensases en tirar la toalla y regresar a la abogacía?
Volver a la abogacía no pero sí el preguntarme a mí misma qué estoy haciendo, por qué estoy así y quién me ha metido en esto. Recuerdo una de esas veces que estábamos haciendo una acción muy importante con una marca de lujo. Tenían que llegar un montón de pastelitos a muchas de sus tiendas en una fecha determinada y nos falló el transporte. Cogí un camión, me fui yo a Mercamadrid y no sabes la que lié, si no tenía ni licencia de camión para llegar. Yendo para allá me pesaron en la báscula de camiones que no sabía lo que era y pensé «pero en qué momento me he metido en esto».
(Paula hace una pausa para reírse mientras rememora otra anécdota de Balbisiana). Recuerdo una vez con los roscones de Reyes que no se presentaron los repartidores y eran pedidos que tenían que estar el mismo 6 de enero por la mañana, después de esa fecha ya no tenía ningún sentido. Tuve que repartir 45 roscones por todo Madrid y sin parar de pensar «por qué estoy haciendo esto». Han sido varios momentos de crisis donde he llorado pero al final lo bueno compensa y se sale adelante.
Balbisiana nació para elaborar tartas de venta en restaurantes pero este modelo de negocio se ha transformado para llegar a las casas de los españoles, ¿Qué le hizo tomar este nuevo rumbo?
Nosotros nacimos dando servicio a hostelería más que nada porque ya los conocíamos. Recibimos una inversión de Lanzadera, montamos el obrador y estrenándolo estalló la pandemia. Nos quedábamos sin ingresos ni facturación así que pensamos en llegar al cliente final, qué necesidades tenía y cómo nos podíamos adaptar a ellos.
Aprovechamos para hacer una nueva página web, sacamos productos de venta a particulares, vendimos unos kits para hacer tartas en casa y conseguimos ser los primeros en vender tartas a nivel nacional.
Tengo que confesarle que he tratado de averiguar nombres de restaurantes en los que poder disfrutar de las tartas Balbisiana y ha resultado imposible, ¿Se lleva en secreto?
(Risas) Hay muchos de nuestros restaurantes que prefieren decir que las tartas son caseras o hechas en el propio establecimiento por eso no desvelamos los nombres. Además, también lo hacemos por sensibilidad entre ellos por si servimos a sus competencias aunque en estos casos les avisamos antes. Intentamos tener toda esta información reservada.
Por el contrario, sí hay constancia de que las tartas de Balbisiana han llegado a las marcas más lujosas del mundo.
Sí, ha sido todo por el boca a boca. Una de ellas es Bulgari, con ellos tenemos una relación súper estrecha y acabamos de realizar una nueva colaboración. Es curioso porque era amiga del entonces director general de Bulgari España, ahora está en Italia, pero yo no lo sabía. Gracias al boca a boca fueron sus compañeras de marketing quienes me contactaron y así empezamos. Por otra parte, también hay agencias que nos llaman para trabajar con determinadas marcas como fue el caso de Carolina Herrera.
Sus tartas tampoco han faltado en las mesas de famosas como Tamara Falcó, Eva González o Nieves Álvarez, ¿Cómo ha sido la relación con ellas?
En general todas han sido súper amables. Absolutamente todas las personas conocidas que me han pedido tartas se han ofrecido a pagarlas sin recurrir a favores o colaboraciones. En el caso de Eva González nos conocimos a través de mi nutricionista y hablamos por Instagram porque ella quería pedir una tarta para Cayetano. La verdad es que fue muy amable.
Este mes de febrero Balbisiana ha aterrizado en Valencia, ¿Qué motivos les ha traído hasta la ciudad y cómo han sido estas primeras semanas de llegada?
Yo soy una enamorada de Valencia. Aterricé en la ciudad hace dos años para entrar en Lanzadera y me encantó, me iría a vivir a allí si pudiera. Es una ciudad en la que conecté muchísimo con la gente, conocí a un montón de emprendedores y Lanzadera me prestó una ayuda bestial. Por eso, entre que conocía la ciudad, conocía gente en Valencia, tenía casi toda la estructura montada y había otros emprendedores que podían ayudarme, me pareció el sitio perfecto. Además, después de Barcelona, Valencia es la ciudad que más nos compra.
El aterrizaje ha sido bastante bueno. Tenemos pedidos todos los días, a la gente le gusta nuestro producto y la mayoría repite. Estamos muy contentos.
Una de las preguntas que más se hacen sus seguidores es si habrá tienda Balbisiana.
(Risas) ¡Seguro que sí! En algún momento cuando podamos me encantaría. Es verdad que la pandemia no ayuda demasiado a pensar en una tienda física pero es algo que a mí me hace mucha ilusión y espero que llegue.
Al margen de la tienda, ¿Qué otros propósitos tiene como empresaria para este 2021?
Me encantaría aumentar la variedad de tartas en la página web, por supuesto abrir una tienda física me haría una ilusión tremenda y ampliar nuestro catálogo sin gluten y sin lactosa porque cada vez son más las personas con necesidades especiales en temas alimenticios.