El pasado 29 de octubre marcó un antes y un después en la historia de Massanassa. A casi siete meses de la DANA, el alcalde Paco Comes cuenta no solo la dimensión de la tragedia, sino también el camino recorrido hacia la recuperación.
“No solo estamos reconstruyendo calles, estamos reconstruyendo personas”, resumió Comes, visiblemente afectado al recordar el impacto humano: 12 vecinos fallecidos, miles de casas dañadas, y una población entera con secuelas emocionales.
Una crisis gestionada desde el hospital
Paradójicamente, el día de la DANA, el alcalde se encontraba ingresado tras sufrir un accidente en bicicleta apenas unos días antes. Aun así, no se desconectó: “Coordinaba todo desde el hospital, por teléfono, con impotencia, con miedo, sin saber aún la magnitud de lo que estaba ocurriendo”, recordó. En su ausencia, el equipo de gobierno, la oposición y decenas de voluntarios se volcaron para responder en las primeras horas críticas.
Solo en el municipio de Massanassa se han retirado más de 3.200 vehículos de las calles, más de 100 garajes se han higienizado, infraestructuras clave como el centro de salud y dos colegios públicos están destruidos y más de 50 familias han tenido que ser reubicadas. “En aquellos días no existieron los colores políticos. Todos éramos vecinos ayudando a vecinos”, señaló Comes, agradecido y emocionado por la respuesta colectiva.
Dinero sí, pero con burocracia
Massanassa ha recibido una asignación de 54,8 millones de euros para la reconstrucción, provenientes del fondo estatal de emergencia, pero, como explica el alcalde, “el dinero está, pero no se puede tocar hasta que se cumplan todos los requisitos de la ley de contratación pública”.
Esto supone plazos que pueden extenderse hasta un año o más entre memorias técnicas, aprobación del Ministerio, adjudicaciones y licitaciones. Comes pide una reforma del procedimiento o una vía más ágil en casos de catástrofe: “El dinero está en la cuenta, pero no llega al ciudadano. Es frustrante”.
Una de las prioridades es la reconstrucción de los colegios Luis Vives y Ausiàs March, completamente inutilizados. Mientras tanto, los alumnos han sido trasladados a otros centros de Valencia y Alcàsser, con transporte diario.
Ya se están instalando aulas prefabricadas en el polideportivo municipal, donde permanecerán al menos cuatro años, mientras se levantan los nuevos centros. “Queremos que en septiembre del curso 2025-2026, los niños vuelvan a aprender en su propio municipio”, afirmó Comes.
Massanassa trabaja también en la reconstrucción emocional
La catástrofe no solo dejó heridas materiales. “La salud mental se ha resentido. Hay personas que lo han perdido todo en 30 minutos”, reconoció el alcalde. Por ello, se apuesta también por reconstruir el ánimo colectivo.
Este año, las fiestas patronales de San Juan se celebrarán, pero de una forma más sobria, centradas en el homenaje a las víctimas y la reconexión comunitaria. “Después de todo, es importante volver a sonreír, volver a verse, volver a vivir”, apuntó.
Un ejemplo conmovedor fue el acto celebrado recientemente con vecinos de más de 90 años, una ceremonia íntima que, según Comes, “sirvió para reencontrarnos y agradecer la vida”.
Una concejalía pionera y medidas de futuro
Massanassa ha sido uno de los primeros ayuntamientos de España en crear una Concejalía de Emergencia y Reconstrucción, dirigida por la primera teniente alcalde, con el objetivo de prepararse mejor para futuras crisis.
Entre las acciones ya en marcha está la creación de un censo de personas vulnerables, la redacción de protocolos de evacuación mejorados, la coordinación de infraestructuras hidráulicas y la solicitud de obras estructurales al Estado. Comes es tajante: “Esto no es cambio climático, esto es un nuevo clima. Y hay que prepararse”.
Política de cercanía y responsabilidad
A lo largo de la entrevista, el alcalde insistió en que la clave para superar esta tragedia ha sido la unidad, la empatía y la cercanía municipal. “La gente no quiere oír excusas ni reglamentos. Quiere soluciones. Y para eso estamos los alcaldes”.
La historia de Massanassa es hoy símbolo de un municipalismo fuerte, capaz de enfrentar desastres con humanidad, gestionando la emergencia desde dentro, sin dejar a nadie atrás.