Sacar las verbenas de Valencia: así es el 'Verbedrónomo' que podría llegar en las Fallas de 2025
Limpieza de residuos en Fallas. / BIEL ALIÑO (EFE)

Las Fallas de Valencia son una de las fiestas más espectaculares del mundo y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pero también suponen un desafío para la ciudad y sus habitantes. Cada año, el aumento del número de visitantes, la ocupación del espacio público y la intensidad del ruido generan molestias para los vecinos, que ven alterada su vida diaria durante semanas.

Uno de los problemas más graves es la instalación de carpas falleras, cortando vías y dificultando la movilidad durante casi dos semanas. Vecinos que no pueden acceder con sus vehículos a sus casas o aparcamientos y calles que quedan completamente bloqueadas sin margen para la circulación de emergencias.

Esta situación preocupa especialmente porque, en años anteriores, ya ha habido incidentes en los que ambulancias, bomberos o policía han encontrado serias dificultades para acceder a ciertas zonas debido a estas barreras.

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Instalación de la carpa de la comisión fallera del Mercado de Colón.

A esto se suma la suciedad acumulada cada noche. Papeleras y contenedores desbordados no solo en los puntos de mayor concentración de gente, sino en muchas calles del centro y barrios cercanos, donde la limpieza municipal no logra abarcarlo todo. Pese a los esfuerzos de los operarios cada mañana, la sensación de desorden es inevitable.

El olor a orín es otra de las quejas recurrentes. A pesar de que el Ayuntamiento instala urinarios en diferentes puntos de la ciudad, la cantidad de gente supera con creces la capacidad de estos, y muchas calles acaban convertidas en improvisados baños públicos.

El transporte público se vuelve «caótico»

Con la instalación de las carpas y el inicio de la plantà de los monumentos, las líneas de autobuses deben modificar sus recorridos, los taxis resultan insuficientes y el metro y Cercanías se llenan hasta el punto de hacer imposible un desplazamiento cómodo. En horas punta, especialmente antes y después de la mascletà, algunas estaciones del centro cierran para evitar aglomeraciones peligrosas.

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La estación de Colón totalmente abarrotada tras la mascletà de este sábado

A esta situación se suma la huelga convocada por los sindicatos de Metrovalencia durante los días centrales de las Fallas 2025. La falta de acuerdo con la dirección de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana ha llevado a una serie de paros que afectarán los refuerzos habituales del servicio especial de 24 horas. Aunque FGV ha establecido unos servicios mínimos del 75%, la reducción de frecuencias complicará aún más el desplazamiento de residentes y turistas en los momentos de mayor afluencia, como la Nit del Foc o la Cremà.

Las verbenas en el punto de mira

El ruido es otro de los aspectos más insoportables para quienes no participan activamente en la fiesta. Petardos a todas horas, música constante en las calles y charangas que recorren los barrios convierten la ciudad en un entorno donde el descanso se vuelve casi imposible. Esto afecta especialmente a trabajadores, ancianos, personas con diversidad funcional y a los propietarios de mascotas, cuyos animales sufren ansiedad debido al estruendo ininterrumpido.

Pese a todo ello, las Fallas siguen siendo una fiesta única en el mundo. Con paciencia, planificación y algunos ajustes, es posible disfrutar de la tradición sin que su lado menos amable termine eclipsando su esencia.