se han requerido 105 cambios de aceite por deterioro
Puesto de churros, porras y chocolate en el centro de Valencia. / MARKDBAYNHAM (FLICKR)

Desde la Concejalía de Sanidad y Consumo se ha comprobado que todas las churrerías instaladas en Valencia con motivo de las Fallas cumplan con las medidas higiénico-sanitarias. El Bando Fallero marca la pauta y establece la normativa que todos los puestos de venta de churros tienen que cumplir.

Según ha informado el concejal de Sanidad y Consumo, José Gosálbez, ya son 806 las inspecciones realizadas. De todas ellas hay un centenar de churrerías que deberá cambiar los aceites utilizados y un puesto ha sido cerrado.

«Se trata de la misma churrería a la que se le denegó el permiso la semana pasada y que está intentando tramitar los permisos pertinentes. En este sentido, vamos a continuar haciendo un seguimiento exhaustivo hasta el 19 de marzo porque la salud de los valencianos y de los visitantes durante estas Fallas son una prioridad», ha señalado.

Como ha indicado el regidor, «se han requerido 105 cambios de aceite por deterioro y en materia de aguas se han realizado 129 inspecciones con un requerimiento de 11 cambios a manguera alimentaria».

CONTROL DE LA CALIDAD DE LAS MASAS Y LOS PRECIOS

Desde Sanidad y Consumo se realizan inspecciones de manera periódica y aleatoria. Los inspectores técnicos miden la calidad del aceite con un medidor de compuestos polares. Además, todas las churrerías deben estar conectados a la red municipal de abastecimiento de agua. «Es condición fundamental y somos muy estrictos en el cumplimiento de la normativa», ha asegurado Gosálbez.

Los ocho técnicos que realizan las inspecciones supervisan las condiciones sanitarias de cada puesto. Controlan que se cumplan las prácticas de manipulación de alimentos y la conexión de red. Las churrerías deben disponer de calentador de agua, de grifo de accionamiento no manual y utilizar toallas de un solo uso. También se toman muestras de agua en el momento para comprobar el estado microbiológico y químico.

«No solo controlamos la cuestión del aceite o del acceso del agua, también controlamos los precios y la calidad de las masas, como es el caso de las personas celíacas. En Valencia hay unas 8.000 personas diagnosticadas y es algo que nos parece fundamental, velar por los derechos de los consumidores y por tener unas Fallas tranquilas y seguras», ha remarcado el concejal.