Paco Comes, alcalde de Massanassa, agradeciéndole al consorcio provincial de bomberos su ayuda

El 29 de octubre de 2024 quedó marcado para siempre en la historia de Massanassa. Aquel día, la DANA arrastró al municipio una cantidad de agua sin precedentes por el barranco del Poyo, colapsando calles, arrasando viviendas y truncando la vida de 12 vecinos. Un año después, el recuerdo sigue vivo, pero también lo está la determinación de un pueblo que ha sabido levantarse.

No solo estamos reconstruyendo calles, estamos reconstruyendo personas”, resume el alcalde Paco Comes, con emoción contenida. Doce meses después, el municipio avanza con paso firme en la reconstrucción material y emocional, consciente de que la catástrofe cambió para siempre su forma de entender la vida comunitaria: «con el paso de la DANA hemos retrocedido dos o tres años».

Una tragedia vivida desde el hospital

El destino quiso que el propio alcalde viviera aquellos días de forma insólita: ingresado en el hospital tras un accidente de bicicleta ocurrido apenas una semana antes del temporal. “Coordinaba todo desde la cama, por teléfono, con miedo e impotencia, sin saber la magnitud real de lo que estaba ocurriendo”, recuerda Comes.

Mientras tanto, la población entera se volcó. “En esos días no hubo colores políticos. Solo éramos vecinos ayudando a vecinos”, rememora. En las primeras 72 horas se retiraron más de 3.200 vehículos dañados, se limpiaron más de 100 garajes y se habilitaron espacios municipales para realojar a medio centenar de familias.

Un año de avances, entre la esperanza y la burocracia

Massanassa ha recibido millones de euros del fondo estatal de emergencia, destinados a la reconstrucción de infraestructuras, viviendas y equipamientos públicos. Sin embargo, el alcalde reconoce que la burocracia ha sido el mayor obstáculo.

El dinero está en la cuenta, pero no llega al ciudadano hasta que se cumplen todos los requisitos de la ley de contratación pública”, lamenta Comes. Los plazos técnicos, licitaciones y aprobaciones ministeriales han demorado algunos proyectos clave. “Es frustrante ver los fondos parados cuando la gente necesita soluciones ya”, añade.

Pese a ello, se han completado ya las obras de saneamiento y limpieza de los barrios más afectados, se ha reforzado la red hidráulica y se han iniciado los trabajos de reconstrucción del centro de salud y de los colegios Luis Vives y Ausiàs March.

La educación se ha convertido en uno de los pilares del plan de recuperación. Con ambos colegios destruidos por la DANA, los alumnos fueron trasladados temporalmente a centros de Valencia y Alcàsser, con transporte diario facilitado por el Ayuntamiento.

Hoy, un año después, las aulas prefabricadas instaladas en el polideportivo municipal ya acogen a los estudiantes del municipio. Permanecerán allí hasta la construcción de los nuevos edificios, prevista para completarse en el curso 2028-2029.

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Vista de la zona que colapsó en el colegio Lluís Vives de Masanassa. / ANA ESCOBAR (EFE)

Sanar lo invisible: la reconstrucción emocional

Si algo ha aprendido Massanassa de la tragedia es que la reconstrucción emocional es tan importante como la material. El Ayuntamiento ha impulsado programas de atención psicológica y acompañamiento para los vecinos que perdieron familiares o viviendas. “Hay personas que lo perdieron todo en 30 minutos. La salud mental es ahora una prioridad”, asegura el alcalde.

En este primer aniversario, las fiestas patronales de San Juan se celebraron en un tono más íntimo y reflexivo, con un homenaje a las víctimas y a los equipos de emergencia. “Volver a verse, a sonreír y a compartir es también una forma de sanar”, destaca Comes.

“Seguimos adelante, con cicatrices, pero también con esperanza. Porque Massanassa siempre se levanta”

Uno de los momentos más emotivos del año fue el acto de reconocimiento a los mayores de 90 años, quienes simbolizan la memoria y la resistencia del municipio. “Nos reencontramos para agradecer la vida y honrar a quienes ya no están”, recordó el alcalde.

Una concejalía pionera y un nuevo modelo de gestión del riesgo

La experiencia de la DANA impulsó la creación de una Concejalía de Emergencia y Reconstrucción, una de las primeras de España. Desde su puesta en marcha, ha trabajado en la elaboración de un censo de personas vulnerables, nuevos protocolos de evacuación, la mejora del drenaje urbano y la coordinación con Protección Civil y el Estado.

Comes defiende que la prevención es la única forma de proteger el futuro:
Esto no es cambio climático. Esto es un nuevo clima. Y hay que prepararse para vivir con él”.

Coches cubiertos por el lodo en Massanassa. / JOSÉ MANUEL VIDAL (EFE)
Coches cubiertos por el lodo en Massanassa. / JOSÉ MANUEL VIDAL (EFE)

Un año de unidad y orgullo local

Doce meses después del desastre, Massanassa sigue mostrando una fuerza comunitaria ejemplar. Las asociaciones vecinales, comerciantes y voluntarios han trabajado codo con codo con el Ayuntamiento para devolver la normalidad a la vida diaria.

La gente no quiere excusas ni reglamentos. Quiere soluciones. Y para eso estamos los alcaldes”, subraya Comes, convencido de que la política local es la más cercana y humana.

Hoy, las calles vuelven a llenarse de vida, los comercios reabren y los vecinos han aprendido a mirar al cielo con respeto, pero sin miedo.

El primer aniversario de la DANA no solo sirve para recordar la tragedia, sino también para reconocer la fortaleza de un pueblo que se ha negado a rendirse.