Las mandarinas reducen la grasa corporal en nuestro cuerpo

Investigadores valencianos descubrieron el pasado año un pigmento en las mandarinas que consigue reducir un 30% de la grasa corporal. Se llama carotenoide y está presente en esta fruta que tanto abunda en Valencia.

Los carotenoides son compuestos que dan el color característico a muchos frutos y productos vegetales como los cítricos. Además de ello, tienen importantes propiedades nutricionales y beneficiosas para nuestra salud.

Los investigadores Lorenzo Zacarías y María Jesús Rodrigo, del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA-CSIC), situado en el Parc Científic de la Universitat de València, llevan más de una década estudiándolos.

En concreto, su última investigación puso el foco de atención en la beta-criptoxantina. “Este pigmento se acumula en muy pocos productos vegetales, entre ellos la mandarina. Además de ser pro vitamina A, parece tener ciertas propiedades antioxidantes que queríamos demostrar».

«Para ello, necesitábamos un modelo animal donde validar su funcionalidad. Lo hemos conseguido trabajando conjuntamente con la empresa Biopolis, ubicada también en el Parc Científic”, explicó Zacarías. “Suministrado al Caenorhabditis elegans, un nematodo que comparte con los humanos un 40% de sus genes, se corrobora ese papel antioxidante y además se observa que reduce un 30% la grasa corporal del gusano”, explicó Patricia Martorell.

«LA MAYORÍA SE CULTIVAN EN EL ÁREA MEDITERRÁNEA»

El valor de este estudio, publicado en la revista Nutrients en 2019, radica en primer lugar en que, dentro de la escasa cantidad de frutas que lo contienen, “la mayoría se cultivan en el área mediterránea, y entre ellas, el alimento estrella es la mandarina. De hecho, el color tan llamativo de su pulpa es debido precisamente a la beta-criptoxantina”.

“Estudios realizados en la población europea demuestran que existe un claro aumento de este carotenoide en el plasma sanguíneo coincidiendo con las estaciones de otoño e invierno, precisamente la temporada de consumo de mandarinas”. Este carotenoide también se encuentra en el caqui, níspero y pimiento rojo, y en frutos tropicales como la papaya.

En segundo lugar, los resultados de este estudio demuestran que “la beta-criptoxantina no pierde sus bioactividad en el organismo del nematodo cuando se extrae –por ejemplo, de zumos de mandarinas– y se añade a otras matrices alimentarias fundamentalmente líquidas, como pueden ser fermentos lácteos, leche desnatada, refrescos o zumos; en todos ellos ha mantenido su eficacia reductora de grasa”, indicó Martorell.

“Este resultado es muy interesante desde el punto de vista aplicado. Apunta a un potencial desarrollo de productos para la industria alimentaria. Estos podrían incorporar el carotenoide o extractos del mismo en matrices y en suplementos”.

Prevención de enfermedades

Además, el estudio profundizó en los mecanismos celulares que se desencadenan tras la ingesta del mismo. Abre así nuevas oportunidades para entender su función en la prevención de enfermedades relacionadas con el síndrome metabólico y el envejecimiento.

En Biopolis utilizan desde hace 12 años el nematodo C. elegans como un organismo sencillo para la evaluación funcional de ingredientes. “Entre sus principales ventajas, cabe citar su fácil cultivo en el laboratorio. También a que conserva un 40% de su genoma en humanos”, subrayó Patricia Martorell.

Sus efectos no son terapéuticos

Asimismo, Lorenzo Zacarías y María Jesús Rodrigo, especialistas en estudiar la calidad nutricional, organoléptica y comercial de los frutos cítricos, advierten que el valor nutricional de estos compuestos no debe entenderse como sustitutivos de los fármacos.

«Los efectos beneficiosos de los componentes de las frutas, que en este caso ayudan a controlar la grasa corporal, no son curativos ni terapéuticos. Los efectos beneficiosos de la mandarina en este caso deben entenderse en un sentido de prevención, de reducción del riesgo”.